El país del eterno asombro

El país del eterno asombro

El país del eterno asombro

Rafael Ramírez Ferreira

Porque… Si las lacras y las alimañas no se
Fumigan, te contaminan a ti y tus alrededores.

La cobardía, la traición y sumisión,
Son propias de los esclavos, aun sean
Bien pagados, y los espalderos son
Menos que esclavos, son serviles
Traicioneros modernos.

Me atrevo afirmar que todo lo que digo no es fácil, no son cosas sencillas como sería el pensar de muchos, pero sí sé, que todo lo se mueve mediáticamente sobre la tierra, no hay una sola palabra que no lleve el interés oculto y aun sea un monosílabo, de igual manera conlleva una complejidad.

No soy predictor y menos historiador, pero conozco el acontecer íntimo de muchas cosas ocurridas en las últimas décadas, y la mayoría de las que podría decir irían contra la historia manipulada escrita por fabuladores o escritores comprometidos que día a día van dejando en blanco y negro sus intereses más oscuros y ocultos.

Mis convicciones son harto conocidas y no tiendo a torcerme siquiera cuando debía hacerlo por reglamento o una mal llamada disciplina. Yo expreso y dijo, el jefe dice lo contrario y yo respondo ¡Si señor!… ¡Pero, aun así, se mueve!

Estoy plenamente con los políticos que exigen una investigación sobre lo expresado por el ex-narcotraficante pero, esa indagatoria no debe ser contra Leonel, sino, contra “los hombres de confianza del Presidente”, contra los espalderos que si conocían quien era y que hacia ese personaje de la historia.

Para esos debe ser la investigación sobre las actividades que llevaban a cabo y que eran conocidas por muchos. Sobre esos que visitaban y compartían con ese personaje; contra los que recibían vacas de regalo; los que recibían los maletines llenos de dinero… ¡Contra esos!

La maledicencia rebaja la categoría de los hombres pero, al parecer, hay políticos y periodistas que ya no les queda dignidad que rebajar y mucho menos vergüenza. El relacionar a Leonel Fernández; HipólitoMejía o Reynaldo Pared en este tipo de acción, es la bajeza más grande a la cual se pueden prestar por puro interés espurio, los que ya son profesionales en este tipo de acción, sin importarles que la conducta de estas personas con relación a la desgracia del narco, son simplemente imputrescibles. Porque estos tienen en común su formación de principios hogareños, no de tigueres de barrio con mucha labia.

Si los que ahora no tergiversaran lo que saben es la verdad, actuarían pidiendo la investigación de los espalderos, de la lacras u “Hombres de confianza” que en su momento acompañan a todos los políticos pero no a Leonel. Porque conocen a ciencia cierta que él no tuvo que ver con esas acciones, como no tuvo que ver Hipólito. Lo que tendrían que preguntarse, es como, y como quien le presentaron esas “contribuciones”, si fue que existieron, y si en verdad llegaron a él.

Si lo presentaron como el “el mayor Empresario Ganadero del Sur” o un “Prospero” hombre de negocios o algo parecido, a sabiendas de que ningún político y menos en campaña, está exento de aparecer fotografiado con un narco, uno de esos “caciques” de pueblo, dueño de bancas, de repuestos o qué sé yo, pero si sé, que han sabido montar cadenas de lavanderías y que hoy son “prósperos empresarios”, y hasta “Lideres” políticos, sin que nadie suela señalarlos como lo que han sido…¿Han?

Y todos los que están participando de este show de mal gusto, conocen muy bien que el narcotraficante primero busca el dinero y luego el poder político para sustentar lo primero.

Entonces, fíjense bien señores difamadores, imitadores del maestro difamador y creador en su mente de todas las cosas “tremendas y peligrosas”, porque a pesar de todo, aún no ha salido el nombre de quien en verdad, ascendió, reintegro y ascendió al señor ese. No fue Hipólito, no fue Leonel, los Presidentes no andan ascendiendo cabos y tenientes o anodinos subalternos. En cuanto al ex-Presidente Leonel Fernández, solo le resta hacerse un despojo, sacudirse de todas esas lacras y decirles… ¡pa´fuera, aléjense de mí!Quizás continuemos con esto, quizás, solo quizás. ¡Si señor!



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