“Don, se acabó la azúcar para hacer la avena…”. “Pues échele sal…”. Esa emblemática y afable reacción, que se convirtió muchas veces en una chanza en los encuentros de sus familiares, definen claro la simplicidad, humildad y convicción de vida que caracterizó a Enrique Cabral.
Un hombre que daba la mejor respuesta a los obstáculos que cada día les presentaba la vida, y que por la espontaneidad le sacaba carcajadas a cualquiera en su entorno. Esa era una de las razones por la que se dio a querer.
Al partir de la vida terrenal este viernes 6 de noviembre en la ciudad de Nueva York, Cabral deja a su paso uno de los legados más hermosos: Su ejemplo de respeto, honestidad y exquisito trato hacia los demás.
Sus descendientes
El padre del periodista Gregori Cabral, y del abogado nacionalista, Robert Cabral, llevaba más de un año luchando contra un cáncer de próstatas, que no logró vencer.
Nació en 1934 en Bánica, municipio de Pedro Santana, Elías Piña y emigró a Padre Las Casas, Azua en sus años mozos, siendo un sastre de primer orden en la demarcación, y vistiéndo a patriarcas y forasteros que llegaban allí.
Contrajo matrimonio con la maestra Mélida Féliz, con quien procreó cuatro hijos, entre los que figuran, además su primogénito Manuel Gerineldo (Nenito), residente en Estados Unidos, y Naydicita Cabral, propietaria de Nails Garden Beautique.
Una vez formó familia pasó a ser gerente de la antigua Manicera (Sociedad Industrial Dominicana) e impulsaba el cooperativismo y otras labores comunitarias junto al legendario sacerdote, Luis José Quinn. Por su labor a favor de la gente le dieron el mote de “Pai Enrique”.
Aunque con un estilo pueblerino y haciéndose acompañar de los afamados sombreros de la época de los 70, Enrique quien se dio a querer entre sus hijos y allegados por el respeto y la familiaridad que le caracterizó, siempre anheló vivir en un ambiente civilizado.
En ocasiones expresó el deseo de que: “Si Dios me diera la oportunidad de volver a nacer, le pediría que fuera en una ciudad donde haya mucha luz”. Evocaba una condición que era una utopía en el país debido a la deficiencia del servicio energético, los apagones aún prevalecen.
No obstante, el “Hermano Enrique”, como también le decían en su núcleo familiar y amigos, descansará en Pensilvania, Estados Unidos, donde le darán cristiana sepultura el próximo martes, y paradójicamente cumplirá allí el deseo de una nueva vida y el propósito que Dios tiene para cada ser humano.
Legado
Cabral forjó una familia de profesionales, que por igual han dado sus frutos, ejemplo de ello es su nieto Robbie Cabral, mercadólogo, que en 2007 emigró a Los Ángeles, y se convirtió en una celebridad por crear el primer candado digital, alcanzando el Premio a la Innovación del Consumo Electrónico (Innovation Awards en el Consumer Electronics Show 2017).
Cita:
“Mi padre era un hombre muy rígido, que no permitía que tocáramos nada que no fuese de su propiedad”.