El pago de mantenimiento y profesionales deudores 

El pago de mantenimiento y profesionales deudores 

El pago de mantenimiento y profesionales deudores 

Alexis Peña Céspedes.

He conocido en los últimos años situaciones mediables (conflictos) en condominios de la parte céntrica del Distrito Nacional. Pero llama mi atención, el nivel de convivencia de sus habitantes, muchos de ellos y ellas, buscan comodidad, confort, tranquilidad y a la vez, aportan muy poco a la armonía social.

Escribo estas líneas por estas razones. Pero al momento de ponerse al día con los diversos servicios que esa persona disfruta en el condominio o plaza, no responden a los gastos establecidos tanto en los estatutos como los resultados discutidos (analizados) en las asambleas, ya que no asisten.

Me pregunto cómo es posible  una persona médico, pastor, abogado, enfermera, maestro, ingeniero, sociólogo, dentista, farmacéutico, artista, contable, economista, informático, periodista, locutor, influencer, youtuber, diplomático, empresario, comerciante u otras denominaciones profesionales; no comprendas que está incumpliendo las normas de convivencia en el residencial en donde descansa y vive su familia.

Al conversar con parte de las personas incumplidoras de las normas económicas y de la convivencia, justifican su accionar como excusa a conflictos con un vecino y por problemas económicos.

Sin embargo, esa persona “profesional” o “profeta de la palabra del Nazareno”, viste de gala, tiene el vehículo del año, sus hijos en colegios caros y en las redes demuestran sus bonanzas de diversiones y confort, sin contar los viajes internacionales.

Pero esos personajes son exigentes. Siempre atentos a los servicios comunes que ofrece en la plaza o condominios para exigir cambios de lámparas, agua, sereneo, parqueo tanto para él o ella y otros para sus invitados. Parqueo solo asignado a la persona que ocupara el apartamento.

Las personas que pagan religiosamente sus cuotas de mantenimiento son las que asumen los compromisos de quienes no están al día. Pero además, son las que pasan las mil y una con la ocupación de los parqueos y las heces fecales de los animales (llamados mascotas) que estos poseen.

Los denominados mala paga (mujeres y hombres), se hacen los desentendidos y cuando se les reclama ponerse al día con las cuotas de mantenimientos, explican excusas inexplicables e injustificables.

Es desde nuestro punto de vista una aberración.

No es posible que personas “educadas” como piensa la gente de a pie (los fruteros, delivery u otros), tenga ese tipo de comportamiento.

En las mayorías de condominios, residenciales, plazas, cabañas, casas de veraneos u otros espacios de personas “civilizadas”, se cuecen habas con esos tipos de personas.

Ellas y ellos se cuelan en proyectos residenciales como responsables y “honestos” y dejan mucho que decir a las personas que cumplen con sus responsabilidades.

A la fecha, han sido varios los intentos tanto de parte de la ciudadanía, legisladores y condóminos, que han expresado en los medios de comunicación su interés en modificar la tan vieja ley de condominio.

Existe la esperanza de que alguna persona legisladora de los 190 que posee nuestra Cámara de Diputados y algunos del Senado de la Republica, partes de los 32 representantes de la provincia, tomen su liderazgo en ese aspecto y se preocupen por las personas de los residenciales y condominios.

Ellos y ellas (los buenas paga por un lado) y (los mala paga por otro), merecen una ley acorde con la tecnología y las medidas de penalización, si el caso lo requiere para todo aquella persona mala paga en esas comunidades “educadas”, sean obligados a cumplir sus compromisos como los demás miembros de esa comunidad.

Se anotarán un punto a favor, si algún legislador osa modificar o mejor dicho, elaborar una ley novedosa acorde con los daños que realizan las personas malas pagas en su lugar de residencia.

Disfrutan más o igual que aquella persona que mes tras mes cumple con sus deberes de condóminos y sus estatutos.

Los y las educados de los residenciales y condóminos, actúan sin miramiento sobre lo que ocurre en su entorno. Ellos y ellas, educados y educadas colaboran muy poco en la higiene de las escaleras, cuidado de las puertas y ventanas de uso común.

Pero Dios, qué les pasa a esas personas. He notado un comportamiento muy diferente en sus nanas, serenos y a las personas que trabajan de delivery. Ellos cuidan más nuestras escaleras, ventanas y puertas que los propietarios, inquilinos.

Debe llamarnos a la reflexión. Qué pasa con esa llamada clase media. Actúa como un ciudadano en rebeldía. Pero no protesta por el alto costo de la energía eléctrica, la recogida de basura y las alzas de los combustibles y los productos de primera necesidad.



Alexis Rafael Peña Céspedes

Periodista, abogado y mediador certificado.