Pekín.- Unos 600 dólares diarios por un canguro, 150 por una llama o 90 por un camello. Cualquier animal salvaje está en alquiler en China para exhibirlo en un centro comercial, la última moda en este país para atraer a clientes.
Dicen que el oso polar “Pizza” llora, pero los visitantes que pasean por el centro comercial de Cantón (sur) donde está encerrado no parecen percatarse.
El plantígrado se mueve constantemente de un lado a otro por el minúsculo espacio en el que permanece, sin acceso a la luz del día o aire puro, mientras los niños le chillan desde el otro lado de la cristalera y los adultos toman una fotografía.
Su caso ha hecho saltar las alarmas de organizaciones en defensa de los animales y ya se ha conseguido un millón de firmas de ciudadanos de todo el mundo para pedir su liberación.
Pero “Pizza”, apodado como “el oso polar más triste del mundo”, no es el único atrapado en unos grandes almacenes. “China ha construido cientos de miles de gigantescos centros comerciales que se han visto seriamente afectados por la venta online.
Para atraer a clientes, estos almacenes están usando animales de todo tipo para conseguir más consumidores”, explica a Efe Peter Li, especialista en China de Humane Society International (HSI), uno de los grupos que pide que se detenga esta práctica.
La tendencia comenzó en hoteles y restaurantes hace unos quince años, cuenta Li, y en la última década los centros comerciales han empezado a imitar esta “estrategia” para paliar el auge del comercio electrónico, cuyas ventas de productos crecieron un 25,1 % interanual en los primeros nueve meses de este año.
Se pueden encontrar ejemplos por todo el país- si este pasado enero en Xinjiang (oeste) se montaba un circo con leones y tigres entre tiendas de lujo y restaurantes, en agosto un centro comercial de Pekín utilizaba un elefante para entregar móviles a clientes durante una jornada de grandes descuentos en teléfonos.
A la luz del éxito que están teniendo estos espacios -según información de medios locales, los centros que montan “zoos” en sus instalaciones están aumentando sus visitas-, se ha creado toda una industria que se descubre a golpe de “click»- numerosas empresas que alquilan o venden a estas instalaciones animales de todo tipo.
En una breve conversación con Efe, una de ellas desvela sus precios- desde 73 dólares por un emu a tan sólo 14 por una vaca o una oveja.
La oferta de la compañía no parece tener límites, según se puede apreciar en un documento que envía a Efe con las especies que pone a disposición de los comercios, entre ellas, llamas, avestruces, pavos reales, pandas rojos, mapaches, ciervos, patos o ratones.
“Si se desea comprar, habría que empezar a negociar”, añade el representante de la compañía sin dar más detalles. Ante esta situación, activistas de grupos chinos y extranjeros intensifican sus campañas, pero la legislación en el país no está de su parte.
China no cuenta con una ley de protección de animales desde los años 30, y la actual “sólo prohíbe el abuso de especies salvajes, pero tiene muchas lagunas”, detalla Hu Chunmei, responsable de especies amenazadas del Fondo de Desarrollo Verde de China.
“Su contenido está lejos de ser perfecto y deja muchos vacíos legales. También hay regulaciones a nivel local, pero tampoco son claras”, abunda la experta.
Organizaciones como la suya se aferran al artículo 26 de la actual ley que recoge la necesidad de “garantizar un espacio adecuado para los animales, que tenga unas condiciones óptimas de vida y de reproducción”, y que prohíbe abusar de ellos, si bien “la ley sigue siendo muy vaga en este punto también, por lo que muchas empresas se aprovechan” de esta situación, se lamenta Hu.
Con este marco legal y sin indicios de cambio por parte de las autoridades, los centros comerciales elevan su oferta- en enero de 2017, “Pizza” estará acompañado de tigres blancos e incluso pandas.