La OTAN, encabezada por los Estados Unidos y sus aliados dentro de esa organización militarista, ha revivido y actúa como en los mejores tiempos de las dictaduras nazi-fascistas que azotaron Europa, Eurasia y Asia, antes y durante la II Guerra Mundial, y que llevaron a los países de esas regiones del planeta a sucumbir ante las avasallantes escaladas agresivas de los ejércitos de Hitler, Mussolini y del emperador Hirohito, que los llevaban irrevocablemente a la esclavitud de los campos de concentración y a los genocidios, que se habían convertido en la política hegemonista oficial de los gobiernos que representaban ese “eje del mal”, constituido por Alemania, Italia y Japón.
Como muestra de la similitud entre el eje representado en su momento por Alemania, Italia y Japón, y el que representa actualmente la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, solo basta echar un vistazo al escenario político internacional, caracterizado por el auspicio de la OTAN de bandas fascistas y de mercenarios que actúan en distintos lugares del planeta, al igual que bombardeos aéreos indiscriminados contra pueblos desarmados e indefensos, al estilo de la blitzkrieg alemana, tal y como fueron perpetrados los ataques aéreos de la OTAN contra Irak y Libia, donde fueron asesinados cientos de miles de personas.
En Irak, Libia y Afganistán se cometieron crímenes de lesa humanidad, que tienen la misma connotación de los crímenes por los que fueron juzgados y condenados a muerte, en el Tribunal de Nuremberg, los responsables nazi-fascistas de los genocidios cometidos antes y durante la II Guerra Mundial. Con el agravante de que los genocidios cometidos por la OTAN son perpetrados con el objetivo único de apoderarse de la industria petrolera de los países y pueblos victimizados. Y en el caso de Libia, además de la industria petrolera, su objetivo fue apoderarse de la segunda reserva de agua más grande del planeta, que subyace en el desierto libio.
La OTAN auspicia actualmente en Siria bandas terroristas armadas hasta los dientes, que compiten militarmente con el gobierno sirio, y que llevan a cabo masacres contra su pueblo y han destruido importantes ciudades de esa zona estratégica, ubicada en el medio oriente.
En Venezuela promueven grupos vandálicos, penetrados por mercenarios internacionales, que afectan seriamente la economía venezolana, que aterrorizan la población y han asesinado a decenas de civiles y policías. Fomentan el odio y la guerra civil en dicho país, para justificar la intervención militar de la OTAN, cuyo objetivo fundamental es apropiarse de la industria petrolera venezolana, que posee las mayores reservas petrolíferas del planeta.
En Ucrania financiaron a grupos fascistas que depusieron al gobierno y han llevado a ese país a un estado de guerra, donde ya han asesinado a cientos de personas, en base a su origen étnico, credo religioso y afiliación política, como en los tiempos de la GESTAPO. En esta zona, su objetivo es promover conflictos locales con la Federación Rusa, a los fines de debilitarla y ulteriormente conquistarla, similar a como lo hizo Hitler.
Auspician conflictos regionales entre las dos Coreas, al igual que entre China popular y Japón, con el objetivo ulterior de debilitar a Corea del Norte y a China; todo esto siguiendo su estrategia de dominio mundial.
Los objetivos del eje de la OTAN, al igual que los del eje nazi-fascista en su tiempo, son dominar al mundo, robarse sus recursos naturales y esclavizar a la humanidad. Y en tal sentido, es necesario denunciar y rechazar las pretensiones de este nuevo eje nazi-fascista, con la esperanza de que pueda crearse un bloque de países, capaz de enfrentar la estrategia diabólica de los gobiernos y estados representados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.