El señor Juan Jesús Martínez Guerrero me ha escrito preocupado por la tímida reacción de la gente ante la historia del niño “buzo” de San Cristóbal, que hurgando en la basura de un vertedero se encontró un dinero que luego se lo quitaron los policías.

Precisamente ayer me referí a ese triste caso que nos muestra dos lamentables situaciones: la primera, que existen los llamados “buzos” que tienen que buscar su comida y su subsistencia en los basureros; y la segunda, que los policías, en vez de iniciar una investigación seria al respecto, lo que hicieron fue arrebatarle el dinero en cuestión al jovenzuelo y quedarse ellos con el misterioso botín para su provecho personal.

El amigo Martínez Guerrero, por su parte, señala certeramente una tercera razón para sentirnos preocupados: la mayoría de las personas que comentaron el caso han opinado que el muchacho “buzo” “no debió haber dicho nada, que se debió quedar con el dinero, que eso se lo mandó Dios porque él pasaba mucho trabajo”.

“¿Dónde están –se pregunta él- los valores de este pueblo? ¿Qué es lo que nos pasa? Y se lamenta: “Nos hemos vuelto inmediatistas, materialistas y superficiales.

El dinero parece justificarlo todo. Se supone que esa suma de dinero es de alguien y debe ser devuelta sin contemplaciones.

Si ese dinero proviene del crimen organizado, con más razón hay que desprenderse de él.

El narcotráfico no perdona, y si unos narcos saben que uno se da la buena vida con “su pasta” no dudan en acribillar a uno con todo y familia.

La gente de este país no cree en el trabajo, en el ahorro ni en proyectos a largo plazo.

Todo es el “aquí” y “ahora”.

Parece que piensan que todo es cuestión de suerte. Es por eso que tenemos tantas bancas de apuestas y los esquemas piramidales estafan a los ingenuos una y otra vez… y la gente no escarmienta”.
Comparto su preocupación, amigo mío.