Uno de los valores que potencia a todo ente empresarial o profesional al ofrecer un servicio es la humanización, el buen trato que cualquiera desea recibir, la buena imagen, al estar del otro lado.
El que recibe este servicio quiere sentirse único y puede cambiar su decisión de compra a más, cuando se siente visto, apreciado, tomado en cuenta.
Aunque los directivos de empresas invierten recursos en capacitaciones externas, esto va más allá y debe ser parte de una cultura que la debe vivir desde el presidente hasta el personal de apoyo. Los colaboradores deben sentirse parte de algo, apreciados, vistos y valorados, filosofía que traspasarán al cliente.
Es por eso que el guía de ese barco debe ser un líder, mas no jefe, quien tiene la visión y la declara e inspira a su talento humano. Mensajes que son comunicados y vividos tanto de manera interna como hacia el exterior.
Buenas personas, no es no equivocarse, es vivir desde la coherencia, reconocer los errores y enmendar, es ganar-ganar con los colaboradores, los clientes, en el mismo barco, es ser responsables ante la sociedad, comportarse en integridad tanto en la esfera pública como privada e irradiar desde “el todos somos uno”.