El negocio de peces y camarones que animaba a Copeyito frena en seco

MARÍA TRINIDAD SÁNCHEZ.-El drama de la comunidad más grande de cultivadores de peces y camarones del país es de naturaleza material y personal.
La pandemia les ha dado un golpe tan fuerte en la cartera que los ha dejado pesimistas.
Copeyito, un paraje relativamente cerca de Nagua, fue hasta hace unos meses un núcleo rural activo y optimista en el que el dinero había empezado a fluir con su mejor faceta: la de motor y combustible de la actividad económica que tiene efectos sociales de esos que se pueden palpar.
