El muro de la estulticia

El muro de la estulticia

El muro de la estulticia

David Alvarez

En su viaje de regreso a Roma, luego de su visita a Cuba y Estados Unidos, el Papa Francisco afirmó que: “Todos, todos los muros caen, hoy, mañana, o dentro de cien años, pero todos caen. No es una solución. El muro no es una solución”.

La prédica de sectores nacionalistas radicales de nuestro país que insisten en la estulticia de un muro en la frontera entre nuestro país y Haití no tiene sentido, ni en lo humano, ni en lo económico, ni siquiera en lo político. Ni la gran muralla de China, ni el muro de Berlín, sirvieron para cosa alguna, salvo el turismo en el primer caso o su destrucción en el otro.

La especie humana se caracteriza por su constante migración desde su origen hace un cuarto de millón de años en África, y gracias a ello el planeta se pobló en su totalidad.

La movilidad humana ha sido fermento de desarrollo e intercambio de culturas, para bien de todas las naciones.

Lejos de construir muros que nos separen de nuestros vecinos insulares debemos esforzarnos en impulsar el desarrollo material de los haitianos y al hacerlo generaremos riqueza en toda la Isla, de ambos lados. Nunca el aislamiento entre pueblos ha sido motor de desarrollo, por el contrario, ha generado miseria y conflictos, hasta el muro del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba hoy se devela como la estupidez más grande de la potencia norteamericana.

El nacionalismo xenófobo es una pantalla del autoritarismo y la explotación.



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