El concepto de «espacio vital» o lebensraum en alemán, se originó en el pensamiento geopolítico alemán del siglo XIX, influenciado por figuras como Rudolf Kjellén y, sobre todo, de Friedrich Ratzel, quien desarrolló la teoría organicista de la geopolítica, argumentando que las naciones son organismos vivos que necesitan expandirse para sobrevivir y prosperar.
Según esta perspectiva, la adquisición de territorio adicional era esencial para el crecimiento y la seguridad de una nación.
Durante la era nazi, el concepto de «espacio vital» adquirió un significado más radical y peligroso. Hitler y su régimen lo utilizaron para justificar la expansión territorial alemana hacia el este, en particular en Europa del Este y Rusia, también al oeste, Francia al sur y el Reino Unido, más allá del canal de la Mancha.
Aunque como hemos observado en la historia, primero por la Alemania nazi y luego por otros países, el «lebensraum» se convirtió en un argumento utilizado para justificar el expansionismo y la agresión de los países en busca de territorio adicional, al que consideran vital para su existencia, la verdad es que fue y es un concepto perverso, porque se basa en tomar los recursos de los demás, los más débiles, los que no pueden defender su territorio.
No obstante, creo que hoy como nunca, que no hay tierra sin dueño, todos los pueblos del mundo deben ver como “espacio vital” al planeta y como tal protegerlo.
Mi propuesta es un pacto global para redefinir y aceptar las fronteras que existen y en los casos en que haya algún conflicto territorial todavía, la figura de la autonomía es la salida más sensata, a partir de ahí ya resuelto ese problema entonces debemos ver que nuestro espacio vital como ciudadanos del mundo es el planeta en todas sus formas, es la tierra, el mar, los océanos, el espacio aéreo.
Ese espacio vital donde están los recursos naturales, zona de producción de alimentos, zonas con más agua que otras, zonas con hidrocarburos o combustibles fósiles, fortalecer la cooperación de ganancia compartida, la cooperación de ganar ganar.
Fortalecimiento del comercio, fortalecimiento de los conceptos económicos de ventaja comparativa y ventaja competitiva.
Que con un comercio justo va a permitir que todos los ciudadanos del mundo tengan alimentos, empleos y oportunidades.
Si a eso le sumamos la tolerancia y respeto de todas las culturas del mundo, entonces estaríamos acercándonos a la paz perpetua de la que hablaba Immanuel Kant, hace casi 230 años.
Cuando todos los pueblos del mundo, todos los Estados, todos los ciudadanos del mundo, veamos el planeta como ese espacio vital que corresponde a todos, que nos pertenece a todos, respetando las fronteras que ya existen, entonces dejaremos de gastar miles de millones de dólares en guerras, se va a acabar la destrucción del hombre por el hombre y avanzaremos por fin hacia la civilización global y no como parece ahora que estamos retrocediendo a la barbarie. Adelante.