Santo Domingo.-La Constitución de 2010 fue modificada antes de que fuera aplicada a plenitud; ocurrió en junio del año 2015, acomodada para la repostulación de Danilo Medina.
Al año siguiente, el 2016, fue puesta nuevamente en la mira de los reformadores apostados en el Palacio Nacional para presentar de nuevo a Medina 2020, pero esta vez encontró un obstáculo muy fuerte en la oposición combinada de Leonel Fernández, Luis Abinader y Mike Pompeo, titular entonces este último del Departamento de Estado en la administración Trump.
Una reforma como la de 2015 no afectó en el fondo a la Carta del 2010, tocada en apenas un artículo, el 124, referente a la forma de elección del Presidente de la República, hasta entonces en períodos alternos y a partir del 13 de junio de aquel año con una repostulación y nunca más.
Aquel pellizco fue alcanzado al precio de una segunda gran grieta en el entonces gobernante Partido Liberación Dominicana, que había tenido una primera fractura en el año 2007, cuando Medina produjo una oración para el anecdotario político dominicano: “El Estado se impuso”.
Acababa de ser derrotado en la convención para escoger al candidato presidencial del PLD a las elecciones del año 2008. En el año 15 el derrotado por el Estado fue Fernández, que produjo un discurso tras la reunión de Juan Dolio en el que advirtió a la opinión pública sobre la amenaza de una dictadura.
La política, compay
Hasta el año 2016, cuando Medina consiguió unir contra sus propósitos a Fernández, Abinader y Pompeo, la razón de fondo era el poder de administrar el Estado. Ahora, desde el Palacio Nacional, ha sido desenfundada de nuevo el arma de la reforma, ¿con cuál motivo?
De acuerdo con lo oído y leído hasta ahora, la idea más amplia para envolver y pasar el paquete político coyuntural es darle categoría constitucional a la reclamada independencia del Ministerio Público.
Dentro, sin embargo, van unas propuestas electorales que le imprimen otro sentido: la unificación de las elecciones, desde el año 2020 separadas en dos bloques, uno municipal y otro presidencial y legislativo con dos meses de diferencia en el tiempo.
Las elecciones municipales fueron fatales para el PLD y los planes de Medina para mantener el control del Estado. El 15 de febrero hubo un tranque electrónico que llevó a la Junta Central Electoral a suspender la consulta y de inmediato la opinión pública conectó aquel hecho con la convención del PLD del día 6 de octubre de 2019, cuando según Fernández fue utilizado un algoritmo para derrotarlo desde el Estado.
En el fondo de la propuesta de reforma salida de Palacio se encuentra disimulada una aspiración electoral envuelta en vaselina para que no haga ruido ni moleste.
Una Constitución es…
Las definiciones académicas son útiles para pasar exámenes, pero rara vez tienen una utilidad práctica. Y ocurre que la política es pasión y resultados.
Y como la nación dominicana ha sido hasta hoy incapaz de darse reglas sencillas, claras y aplicables para gobernar su presente y confrontar el porvenir según un proyecto en el que se encuentren integradas todas las formas del poder práctico; las reformas de la Carta Sustantiva se originan en el poder político, entre nosotros bajo el control de partidos, no de sectores sociales.
Cuando más se acerca a estar bajo el control de una clase social ha sido con esta administración, la de Abinader, a la que le espera todavía superar la barrera del tercer año, cuando la opinión pública ve lejanas las emociones del año electoral pasado y empieza a mirar la realidad del día a día, cómo los políticos profesionales miran la Constitución: con ganas de cambiarle algo.
¿Por qué? Porque la dominicana es una sociedad con un alto grado de incertidumbre material. Según datos del Banco Central, el nivel de informalidad en la actividad económica es de 59 por ciento. El 60 por ciento para redondear.
Algunas implicaciones
Para la administración pública es un desafío, porque lo ve desde el punto de vista de la recaudación de impuestos directos, pero si es cierto el aserto marxista de que la condición material determina la conciencia, este índice puede ser usado para entender las carencias de las élites económicas cuando se confrontan con este pueblo, el éxito de los políticos profesionales gracias a las prácticas populistas y la prominencia del juego como recurso providencial contra las carencias materiales en una sociedad de consumo.
Las reformas de la Constitución no son la búsqueda de una adaptación de lo macrojurídico a una realidad que ha cambiado, son la necesidad de la política profesional de acomodar la realidad a sus expectativas.
Desde 1961, cuando cayó la Gran Dictadura, hasta hoy, cuando pocos reconocen el vínculo entre aquel hecho y el curso de la sociedad dominicana de hoy, han sido aplicadas ocho reformas a la Constitución y de todas una, la de 1966, duró 28 años sin ser tocada —la de más largo aliento de la vida dominicana— y 38 años para ser dejada atrás con la reforma integral de 2010.
En el CES
— Propuesta
El Gobierno ha llevado la propuesta de reforma de la Constitución al Consejo Económico y Social, donde espera una discusión amplia acerca del Fiscal General Independiente. El presidente Abinader impulsa esta propuesta.
