Rememorando los grandes ejemplos de fe escenificados en la Biblia, corroboro que el milagro viene de acuerdo al tamaño de nuestra confianza en Dios y también de acuerdo al propósito de Él para lo cual fue creada la circunstancias.
Algo que debemos tener muy en cuenta es que para Dios nuestra vida espiritual, en consonancia con el proyecto que tiene para nosotros prima ante cualquier otro proyecto secular que como individuos podamos tener.
Es muy fácil asimilar los milagros ocurridos en las vidas de Abraham, Noé, David, hasta en el del Siervo del Centurión en el tiempo del ministerio de Jesús aquí en la tierra, pero si nos situamos al tiempo real nos damos cuenta que se necesitaba mucha fe y ellos la tuvieron.
Cuando Abraham recibió de parte de Dios las palabras: “Sal de tu tierra, de la casa de tu padre y de tus parientes, y ve a una tierra que yo te mostraré. Yo te haré padre de un gran pueblo, te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serán bendecidas en ti todas las familias de la tierra”, estaba económicamente estable, rodeado de su gente y no tenía descendencia, pero le creyó a Dios y salió hacia lo desconocido y mantuvo su fe. Ya estaba Sarah en su vejez y cuando Dios le anunció la parte de su descendencia, no dudó, le creyó así como cuando le mostró las estrellas del cielo diciéndole que así como ellas eran incontables así sería su descendencia.
Noé tuvo descendencia a los 500 años, cuando lo normal era que lo tuviera cerca de los 100 años en ese tiempo. Me imagino la sorpresa de Noé cuando le anunciaron que sería padre y las veces que antes de ese tiempo se sintió frustrado porque le había pedido a Dios hijos y no los había tenido y es que Dios tenía otros planes para con Noé. Este había hallado gracia delante de Dios y necesitaba que al momento de entrar en el Arca que El le encomendó construir, sus hijos estuvieran en la edad propicia, de acuerdo al orden natural de multiplicar la especie humana.. 600 años tenía Noé cuando entró en la misma con su esposa, hijos y nueras.
Hablemos de la fe de Noé…, estuvo construyendo el Arca y predicando a la gente sobre el Diluvio universal durante 100 años y la gente no le creía, y es que no habían visto lluvia y mucho menos en la magnitud que él les refería, pues de la tierra subía un vapor que regaba toda la faz de la tierra.
Noé no había visto lluvia, pero no dudó, esto viene a colación por los que tienen la 2da. Venida de Cristo, tal y como lo prometió por tardanza y se preparan para todo, menos para lo más importante.
David fue un hombre con un corazón de acuerdo al corazón de Dios y en muchas oportunidades se puso a prueba su fe y salió victorioso. Hoy como ayer y como miles de siglos atrás, la vida nos enfrenta a múltiples problemas y dilemas, por lo que es necesario que sepamos que no importa cuán grande pueda ser nuestro problema, enfermedad, conflictos o proyectos de vida aún sin realizar…Dios está esperando que confiemos en El, pues como lo hizo con estos hombres… puede hacerlo con nosotros.
Recuerda…. en la medida de tu fe será tu milagro.