Porque: Mi credibilidad vale más
que yo mismo, sin lugar a dudas.
Mi lealtad va más allá de
la muerte, cuando a quien se la he
ofrecido, desaparece de
este mundo.
Uno de los engaños que más ha perdurado en nuestra historia republicana, es la supuesta muerte, por parte de sus amigos, del Dictador Trujillo. Y digo esto porque en realidad solo le quitaron la vida física, porque en cuanto a su incidencia en nuestro desempeño como Nación, permanece intacto. Estoy consciente de que todo tiene su momento y nada mejor, para hacer desaparecer la tiranía, nada mejor que ahora, en este momento, comenzar a desmantelar la estructura, muy buena para aquellos tiempos pero que hoy, ameritan ser demolidas.
El hombre se acostumbra a la comodidad y para hacer el trabajo fuerte, nada mejor que iniciar desde un principio a barrer con escobita nueva. Específicamente deseo referirme al caso de las Fuerzas Armadas, a pesar de que la Policía Nacional adolece del mismo mal. Hoy día nos encontramos con “militares” en los lugares e instituciones más inauditas y podríamos comenzar por cuestionar, qué hacen los militares prestando servicio de seguridad en el banco del Estado, cuando de por sí este posee su propio cuerpo de seguridad; en Corporaciones de agua; en el eficiente servicio del 9-11, cuando existen tantos dominicanos sin tener donde ejercer un oficio digno que le permita subsistir; en el por igual eficiente servicio de Ayuda o Asistencia Vial del Ministerio de Obras Públicas, sin tomar en cuenta la cantidad de mecánicos y choferes sin trabajo que existen en la actualidad, lo cual representaría hasta un alivio para el gobierno central.
Y es que todos estos servicios fuera de los cuarteles nacieron como parte de un clientelismo para supuestamente “ayudar” a las tropas, sin tomar en consideración el mal que le causaba y le causa a la Institución, al ser sustituido el entrenamiento y la disciplina por la supuesta bonhomía de los llamados a ejercer el delicado oficio del Mando. Todo el mundo quiere tener a militares como guarda espaldas y desgraciadamente, hasta en las estaciones de combustibles se encuentra usted con militares cuidando los intereses particulares de jefes y políticos a los cuales les importa un bledo la profesionalización de esta institución, lo cual han camuflado con cursitos de poca valía.
Ha faltado valor para adecuar las FF.AA. a las nuevas amenazas, muy a pesar de que existen estudios que demuestran la factibilidad de hacerlas más compactas y más eficientes en el desempeño de las obligaciones que le establece la Constitución y su propia ley orgánica. Tanto es así, que hasta ahora ha sido imposible hacer que los Jefes de Fuerza, comenzando por el Ministerio, concentren y entrenen la fuerza a fin de estar capacitadas para hacerle frente a la cambiante amenaza de los tiempos.
A pesar de todos los esfuerzos y recomendaciones, ha sido imposible que se olviden de Trujillo y sus Puestos, Destacamentos y Compañías dispersas por todo el territorio nacional, creadas desde los tiempos de Trujillo –más las demás creadas para complacer a caciques regionales y hasta ingenieros que construyen obras del Estado-, todas nacidas con el único fin del control de la población y sus recursos. Quien no conozca esto o tenga dudas, fíjense que todas las Fortalezas del interior del País, se encuentran a la entrada de las poblaciones, a pesar que muchas ya están en el centro como producto de la expansión urbana.
Necesito más espacio pero, voy a concluir cuestionando, qué hace el Ejército con una brigada de Artillería cuando ya ni las armas existen; ocurriendo lo mismo con la Brigada de Blindados y otra Sexta Brigada que son solo cajones sin contenido algunoy de esa manera por igual ocurre con Puestos y Destacamentos sin sentido, cuando lo que se necesita es –reitero-, concentrar y volver a entrenar, a fin de poder rápidamente expandir la fuerza a los lugares en que se necesite su empleo, por medio de una movilidad eficiente y bien mantenida. ¡Sí señor!