Porque… “La vida consiste no en tener buenas cartas,
Sino en jugar bien las que tenemos”
La vida es como un viaje por mar; hay
Días de calma y otros de borrasca. Lo
Importante es ser un buen capitán de
Nuestro barco.
J Benavente.-
Lo que mejor le plazca, lo que usted quiera, loco, iluso, aburrido y hastiado de lo mismo, lo que desee pensar me da igual, sea quien sea, pero este fin de semana lo pase en el mejor paraíso que hasta ahora haya sido promovido, que nos han vendido sin que nadie nos haya explicado que incluye. Y la verdad que no es barato de acuerdo a las exigencias de sus promotores.
Pude acceder al mismo gracias a la invitación quizás del mayor inversionista, del cual siempre he escuchado hablar como un ser extremadamente bondadoso, aunque muy permisivo y que en innúmeras ocasiones por más llamados que se le hacen no hay manera de que responda.
De todas maneras agradecí la invitación aunque después de haber estado allí simplemente no me gusto, no hay vida. Usted no ve a nadie ni nadie lo ve a usted, quizás porque los que allí se encuentran no tienen ojos para ver ni el cerebro para discernir lo que pudieran ver los ojos si los tuvieran.
Nadie te escucha y tú tampoco hablas; no se siente frío ni calor; no hay colores ni comidas porque tampoco hay cuerpos para hacerlo y mucho menos pensar en recuerdos o esperanzas, porque tampoco hay cerebro para hacerlo.
Después de esta experiencia aumentaron mis gracias a la vida y el poder vivirla. Si hay algo que me gusto de ese lugar fue el no encontrar ningún político. El no encontrar ninguno de estos seres con cualidades abominables, aunque me hubiera gustado poder haber invitado a uno de estos trogloditas y ver si de esa manera pueden comprender que el tiempo de vanagloriarse, de honrarse a sí mismos es fútil y su “eternidad” es muy efímera y vaya usted a ver ese doloroso contraste.
Quizás de esa manera comprenderían que su egocéntrico y falso linaje solo inspira repulsión y que al final todo el mundo pierde. Que solo pueden aspirar estar un rato en la cima porque de así no aceptarlo la caída, cuando se produzca, será más traumática y quizás hasta fatal, tal y como le sucede a determinados políticos cuando se dejan cegar por la ambición de pretender hacerse eternos triunfadores.
A estos personajes cuando le aplican su propia receta alegan persecución, que tratan de denigrarlos, sin querer admitir que ellos ya antes lo hicieron y peor aún, lo permitieron con otras personas. Y no todo el mundo puede ser triunfador eterno, aunque si cualquiera puede morder el polvo de la derrota en cualquier momento y lugar que se presenten las condiciones apropiadas.
Estos personajes gritones son los mismos que rubrican sus promesas y comprometen su palabra con tinta de puro estiércol, por eso no me quitan el sueño ni me molesto siquiera prestarle atención a sus gemidos o cuanto hagan o dejen de hacer, porque de todas maneras el hedor a engaño de sus acciones es peor que la más podrida materia fecal.
E hice bien en no invitar a ninguno y mucho mejor el no haber visto a ninguno en ese paraíso, al cual ostentosamente llaman “Cielo”, un lugar idílico creado por la mente prodigiosa del hombre en busca de algo que le dé sentido a su existencia, pero que en verdad es la nada, no existe nada en ese lugar y además, todo lo que tuve fue un sueño, el cual me hizo comprender que “cuanto más vivo, más maravillosa se vuelve la vida”.
¡Si señor!