El gallo salió Pelón

El gallo salió Pelón

El gallo salió Pelón

Jesús Díaz

La ausencia del presidente Danilo Medina de la Asamblea Nacional donde se juramentará al presidente electo Luis Abinader este 16 de agosto, no sólo marca un hito en la democracia nuestra, sino que sigue poniendo al desnudo la pasta humana de la que está hecho el presidente Medina, quien huye al debate, a la confrontación y a escuchar lo que no quiere. Pocas veces en sus ocho años de mandato se expuso ante los medios de comunicación y la opinión pública.

El hecho quedará registrado en los anales de nuestra historia; en casi cincuenta años de vida democrática el presidente saliente no escuchará el discurso del presidente entrante, aunque es una decisión muy personal de Medina. Salir por la «puerta de atrás’’ es romper con el simbolismo del poder y la tradición democrática de los traspasos de mandos a nivel del Poder Ejecutivo.

Los elementos esbozados por José Ramón Peralta, ministro administrativo y cercano colaborador de Medina, es «para mantener el distanciamiento social debido a la pandemia del COVID-19».

Este es un elemento discursivo que dicta mucho de la realidad concreta, sobre todo cuando el primer mandatario salió a hacer campaña por su candidato Gonzalo Castillo, y los últimos días ha mantenido una agenda de inauguraciones de obras del Estado en plena pandemia.

El presidente Medina prefirió no darle «a lo hecho pecho’’. Su táctica falló después de perder la mayoría de senadores, diputados, regidores, alcaldes, el Poder Ejecutivo y de dividir el partido.

‘’Las amarguras no son amargas, cuando las canta Chavela Vargas, y las compone un tal José Alfredo’’ diría Sabina en el bulevar de los sueños rotos. Pero en el caso de Danilo Medina su amargura es tan grande que prefirió correr como el gallo aquel.