
Nueva York.- En las cataratas del Niágara, la ola de frío polar que azota parte de Estados Unidos puede verse además de sentirse.
La fina lluvia que se desprende de las caídas de agua se congeló de inmediato sobre todo lo que toca, tiñendo árboles, sendas peatonales, acantilados y miradores de un blanco radiante.
La recompensa para los visitantes que consiguen hacer frente a las gélidas temperaturas son las fotografías y selfies en un paraíso invernal.
"Es espectacular. Aunque haga frío, es una atracción durante todo el año", dijo Paul Tabaczynski, natural de Buffalo y residente en Texas, durante una visita el martes.
Aunque todo alrededor a su alrededor está helado, el agua sigue fluyendo y creando una fina llovizna en las tres cascadas que conforman la turística frontera natural entre Estados Unidos y Canadá.
El viento del oeste suele soplar hacia el lado estadounidense, explicó el meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional Steven Welch, donde la humedad viste cada centímetro del paisaje de blanco.
