Santo Domingo.- Como es tradición en esta época del año, los framboyanes están en boga. Mucho se habla de este frondoso árbol con forma de parasol, caracterizado por sus brillantes flores con pétalos extendidos rojo- anaranjados y en ocasiones amarillos.
Por esta última particularidad es asociado al fuego y el amor. Sin embargo, vale poner de relieve por su predomínante presencia actual en parques, jardines, isletas y otros espacios urbanos, que esta especie conocida científicamente como (Dilonix regia), es de rápido crecimiento y se adapta a diferentes ambientes.
Artesanal y comestible
De acuerdo con Rolando Sanó, encargado de la División de Flora del viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad, la semilla de este árbol, que se concentra en una vaina alargada color marrón, además de ser artesanal es comestible, por ser una leguminosa. De ahí que en algunos lugares como Haití se consume tostada, similar al cajuil.
“También se usa de forma forrajera para la alimentación animal. En cuanto a la parte ecológica juega un importante rol, porque aporta nitrógeno al suelo a través de sus raíces y la descomposición de sus hojas cuando caen”, puntualizó el experto en flora.
El framboyán es muy utilizado en los diseños paisajísticos para darle vida a los jardines, además porque proporciona sombra. No es exigente en cuanto a su nutrición, por eso se desarrolla en suelos arenosos, arcillosos y otros.