El pasado domingo, Los Simpson sorprendieron a su audiencia con un episodio especial de la temporada 36 que parecía ser el cierre definitivo de la serie. Este episodio, titulado El cumpleaños de Bart, fue anunciado como el “final de la serie” y presentado al estilo de una gala televisiva, con Conan O’Brien como anfitrión.
La noticia tomó desprevenidos a los espectadores, quienes inicialmente creyeron que estaban viendo el último capítulo de la producción animada más longeva de la historia de la televisión. Sin embargo, lo que parecía ser el final de Los Simpson era, en realidad, una parodia cuidadosamente planeada.
Acto seguido, explica que Fox, la cadena que emite la serie, decidió ponerle fin. La solemnidad de sus palabras se rompió con una dosis de humor: O’Brien, fiel a su estilo, bromeó con el hecho de que había presentado el último episodio de tres de sus propios programas, un guiño a su larga carrera en televisión. Además, sumó una anécdota personal, mencionando que dejó un suéter en la sala de guionistas en 1993 y esta “despedida” fue la única manera de recuperarlo.
La premisa del episodio juega con los elementos clásicos de un final de serie: el Sr. Burns muere, la taberna de Moe cierra para siempre, y el director Skinner se retira de la escuela primaria de Springfield.
Sin embargo, más tarde revela que todos estos momentos fueron escritos de forma intencionada por IA (Inteligencia Artificial), emulando los clichés típicos de un cierre dramático.
La idea detrás de esta parodia fue explorar cómo un algoritmo podría diseñar un final para Los Simpson, aprovechando la capacidad de la IA para recopilar y generar una historia con los elementos más comunes de los finales de series.
En un punto crucial del episodio, Bart Simpson advirte que está viviendo una ilusión creada por la IA. En ese momento, logra “despertar” y recupera su conciencia, poniendo fin a la falsa despedida. Así, la historia se reinicia, devolviendo a los personajes a su estado original, y la broma queda al descubierto: Los Simpson no terminan, y todo el capítulo fue solo una ingeniosa sátira sobre el uso de la inteligencia artificial y el concepto de un “final perfecto”.
Este episodio, lejos de buscar ser emotivo o sentimental, parodia la propia idea de lo que sería un final de serie, tanto para Los Simpson como para cualquier otra producción de televisión.
La sátira incluye varias referencias a momentos icónicos de la cultura televisiva, recreando escenas finales de series como Game of Thrones, Breaking Bad, The Sopranos y Frasier. Cada una de estas recreaciones se muestra de forma exagerada y cómica, subrayando los clichés que a menudo se asocian con los episodios de despedida de las series populares.
En las redes sociales, la respuesta de los fanáticos fue inmediata. Muchos compartieron su sorpresa y confusión, creyendo que realmente estaban viendo el final de Los Simpson. Sin embargo, la revelación de que todo era una broma fue recibida con elogios y comentarios positivos, como “Brillante” o “Una excelente apertura de temporada”.
La intención de los creadores fue rendir homenaje a la longevidad de la serie y ofrecer una reflexión sobre cómo sería un final para un programa que, en palabras de su showrunner Matt Selman, “no está diseñado para tener un episodio final”.
Matt Selman, quien trabaja en la serie desde 1998 y es uno de los responsables de su reciente “renacimiento”, explicó a People que la idea del episodio surgió a partir de las preguntas recurrentes sobre cómo sería un cierre para Los Simpson. Dado que la estructura narrativa de la serie se asemeja al concepto de Día de la Marmota, donde todo se reinicia y los personajes no envejecen, el equipo creativo siempre ha considerado que Los Simpson no deberían tener un final canónico.
A través de este episodio, Selman y su equipo aprovecharon la oportunidad para burlarse de los convencionalismos de los finales de series, utilizando la IA como herramienta para construir la sátira y resaltar la falta de originalidad que podría tener un cierre predecible.
La utilización de IA se mostró como un experimento para replicar la falta de creatividad y recurrencia de ciertos arquetipos en los episodios finales. La IA diseñó escenas como la jubilación de Skinner, quien anuncia que se irá a dirigir una nueva escuela y que compartirá departamento con Willie el jardinero; la muerte de Mr. Burns, que inicialmente se presenta como una broma y luego ocurre realmente, dejando su fortuna a los trabajadores de la planta nuclear; y una emotiva reunión de personajes donde todos pronuncian frases reflexivas, seguidas de un simbólico apagón de luces.
La resolución del episodio, con Bart negándose a cumplir 11 años para mantenerse como el eterno niño de 10 años que ha sido durante más de tres décadas, refleja el espíritu irreverente y rebelde de la serie.
Además, cuestiona la necesidad de un final, destacando la capacidad de la serie para continuar indefinidamente sin necesidad de atarse a un “final feliz” o un “punto y aparte”. La voz de Conan O’Brien, al cerrar el episodio, admite que se trata de una “estrategia de reinicio” y que en realidad es solo el comienzo de la nueva temporada.