El fin de la universidad

El fin de la universidad

El fin de la universidad

José Armando Tavárez

La semana pasada se celebró en Barcelona, España, la Conferencia Mundial de Educación Superior organizada por la UNESCO (La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). En la misma, se dieron cita importantes líderes de la educación superior provenientes del mundo entero.

Ministros, Rectores, presidentes de asociaciones universitarias, actores de la sociedad civil y de organismos internacionales, además de hacedores de políticas públicas, reflexionaron y debatieron sobre el presente y futuro de los sistemas universitarios, nacionales, regionales y globales. En medio de ese contexto, deberíamos intentar responder a la gran pregunta que nos interpela, en el contexto de una era digital y pos pandémica: ¿cuál es el futuro de la universidad?

Las universidades tienden, como organizaciones súper complejas y tradicionales, a resistirse al cambio. En la academia se reflexiona mucho sobre el pasado y el presente.

Mediante las técnicas de investigación científica se comprenden mejor las realidades humanas, del mundo y del universo. Sin embargo, son escasos los esfuerzos, al menos en nuestra región iberoamericana, encaminados a visualizar el futuro de la universidad para adaptarla a las nuevas realidades que se presentan.

Sim embargo, el hecho es que ha costado, y seguirá costando mucho, realizar implementaciones exitosas de proyectos de transformación digital en nuestras universidades porque la cultura académica tiende a ver las nuevas tecnologías como herramientas opcionales que aportan poco al quehacer académico.

La verdad es que el mundo vive un constante cambio. Las tecnologías exponenciales, como inteligencia artificial, ciencia de los datos, internet de las cosas, y computación en la nube deberían ser adoptadas con entusiasmo, sobre todo por la organización que está llamada a producir y distribuir conocimiento, que impacte para mejor, las vidas de las personas.

La universidad tradicional, con métodos del siglo XIX, ya no tiene posibilidad de existir. Debemos abrirnos a una nueva realidad.

La universidad debe ser un espacio híbrido donde se produce y comparte conocimiento por diferentes vías y formatos, para que la tecnología sea el soporte real de una verdadera transformación institucional.



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