Desde una perspectiva macroeconómica se ha concebido el factor confianza como un indicador relevante para cuantificar las expectativas que tienen los agentes económicos y con ello determinar el índice de confianza empresarial y el índice de confianza de los consumidores sobre la evolución de la economía.
En adición, se procura conocer el nivel de correlación efectiva entre el crecimiento económico y la confianza de los individuos, así como el impacto que tiene la acción de la política económica.
En el complejo mundo de la economía, el comercio y las finanzas, el factor confianza se muestra como una columna vital para impulsar la inversión en sentido general e individual.
Pues de lo que se trata es de la existencia de una impresión de ausencia de riesgos e incertidumbre, asi como de una actitud positiva hacia las instituciones, el mercado y donde el rol de la política económica es determinante en la toma de decisiones de los consumidores e inversores.
Y es que el factor confianza incide en la ampliación de los mercados y su estabilidad, así como la habilidad para invertir, posibilitando las potenciales transacciones de las empresas, las personas y el gobierno.
Se debe tener presente que el factor confianza en la economía se ha convertido en la clave de un eficiente sistema económico ya que sobre esa base se cimenta e impulsa la innovación e inversión orientada a estimular un mayor crecimiento económico, fruto de que la percepción de riesgo se muestra con menor intensidad.
Existen evidencias de que en la medida que los inversionistas muestran confianza hacia el futuro de la economía y las medidas de política económica, la probabilidad de asumir riesgos resulta como algo rutinario, pero todo esto tiende a revertirse cuando la desconfianza se hace presente.
En tal sentido se puede afirmar que cuanto el factor confianza es elevado, esto deriva en una apreciación más positiva, en tanto, una desplome de la confianza puede hacer que las oportunidades estables se perciban oscurecidas por el temor y el escepticismo.
Otro factor primordial que sustenta la confianza de los agentes económicos y a los inversores en sentido general, son las normas que el Estado emite y la estabilidad económica y política. Y es que si el ambiente economico, financiero y político es diáfano con cierto grado predecible esto garantiza que los inversionistas puedan planificar a mediano y largo plazo sin perturbación e incertidumbre alguna.
A la Luz de la razón, a mayor certidumbre sobre las políticas impulsadas por el gobierno, se mitiga la desconfianza en el ambiente político mediante la promoción de un clima de inversión robusto.
No obstante, un ambiente forrado de incertidumbre política tiende atemorizar tanto a los inversores extranjeros, así como los nacionales, lo que en la realidad se manifiesta en un impedimento para el desarrollo y crecimiento económico.
Es importante poner de relieve que, potencialmente, en todas las esferas de la economía, siempre los inconvenientes del factor confianza se manifiestan de manera inocultable y condicionante de todas las actividades.
Pero a su vez, resulta escasamente posible que, si el conglomerado empresarial desconfía en las acciones del gobierno, o ponen en tela de juicio sus decisiones de carácter política, en el ámbito económico, el manejo de inversión pública, las políticas fiscal y monetaria, o la esfera económica en general, si bien estas sean favorables, la desconfían se impone.
Cuando el gobierno percibe la existencia de un alto grado de desconfianza, generalmente utilizan el mecanismo de impulsar reformas estructurales apresuradas procurando resultados coyunturales e incluso prometiendo virtudes de progreso que en el corto plazo son inalcanzables y poco razonables.
Pero es que construir un ambiente de confianza no se forja de un cerrar y abrir de ojos, ni con falta de conocimientos, el factor confianza se logra con la tolerancia, la inclusión, la transparencia ya que, en palabras del filósofo inglés John Locke, la confianza crea los vínculos que legitiman al poder.