Isauris Almánzar
“Las personas con discapacidad son aquellas que presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con el entorno, encuentran diversas barreras, que pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás ciudadanos.”
La discapacidad puede ser física, del habla, auditiva, visual, físico motora, intelectual, psicosocial, entre otras.
Desde hace varios meses tengo el honor de ser parte de un programa de capacitaciones a mujeres con discapacidad de las provincias de Azua y San Pedro de Macorís.
Confieso que para mí, profundizar en estos temas me era totalmente indiferente, porque nunca llamó mi atención, sin embargo, esta ha sido una experiencia que me ha tocado en lo más profundo del alma, volviéndome más humana y dispuesta a luchar por los derechos de una población tan vulnerable.
En los conversatorios, estas mujeres nos manifestaron los abusos recibidos por parte de instituciones gubernamentales y no gubernamentales, donde en ocasiones se les ha negado el acceso a un transporte digno, debido a las limitaciones que tenemos como Estado.
La República Dominicana es un país en pañales en cuanto a temas de discapacidad se refiere; el Estado no ha diseño un sistema de educación inclusiva y efectiva que nos enseñe braille, ni la terminología correcta para tratar esta población, nuestras calles y aceras son un riesgos total para las personas que dependen de una silla de rueda o bastón y las edificaciones en su gran mayoría no cuentan con rampas y baños que puedan ser usados por alguien con algún tipo de discapacidad, tomando en cuenta que según ENHOGAR2021 “4.9% de la población dominicana de 5 años en adelante presenta alguna dificultad en el funcionamiento” lo que significa que esta es una deuda pendiente que tenemos como nación.
Llegó la hora de que los temas de discapacidad se pongan sobre las distintas mesas civiles, políticas y empresariales del país, porque los que causan la discapacidad en las personas no son sus limitaciones físicas o intelectuales, sino la falta de iniciativas en el diseño de políticas públicas para estas personas, que dicho sea de paso, también son votantes, pagan impuestos y tienen el mismo derecho que cualquier otro ciudadano.
Ojalá esta lucha se convierta en la próxima consigna de algún candidato honesto, porque hace falta que alguien alce su voz en la eterna búsqueda utópica de la equidad. La población con discapacidad cada día va en ascenso y nadie está exento de adquirir una, por lo tanto, este es un tema que nos concierne a todos.
“La discapacidad no es una enfermedad, es una situación que puede desaparecer si eliminamos las barreras del entorno”.
