Evacuaciones forzosas, infraestructuras y hogares destruidos y nuevas carreteras «para completar la separación de las comunidades del norte de la Franja del centro de la Ciudad de Gaza».
El ejército israelí, bajo la responsabilidad del primer ministro, Benjamin Netanyahu, está llevando a cabo una «operación de limpieza étnica» de la zona norte de la Franja de Gaza con la intención de expulsar a los palestinos y preparar el terreno para «una ocupación y asentamiento judío prolongado», asegura en un duro editorial el prestigioso diario israelí Haaretz, de tendencia de centro izquierda.
El norte de Gaza lleva siendo objeto en los últimos meses de intensos bombardeos por parte del ejército israelí y de un bloqueo de la entrada de ayuda humanitaria que ha puesto a su población bajo riesgo de una «hambruna inminente», según vienen denunciando la ONU y los propios palestinos.
Israel impide el acceso de los medios de comunicación a Gaza, pero un periodista de Haaretz pudo visitar el norte de la Franja acompañando a la tropas israelíes y describió la extensa destrucción que vio como si el territorio «hubiera sido afectado por una catástrofe natural».
Pero lo que el corresponsal militar de Haaretz Yaniv Kubovich vio «no es una catástrofe natural, sino un acto premeditado de destrucción humana», sentencia el diario en su editorial del 10 de noviembre, titulado «La limpieza étnica de Netanyahu en Gaza a la vista de todos».
En Al Attara y Beit Lahia, por ejemplo, «no queda ni una sola casa a la que la población pueda regresar», relató Kubovich.
El periodista contó que no se veían civiles entre los escombros porque el ejército israelí disparaba artillería por la noche hacia esas zonas e impedía regresar a aquellos que querían hacerlo.
En uno de estos bombardeos sobre un edificio de cinco plantas en Beit Lahia en el que se refugiaban decenas de familias a finales de octubre murieron más de 90 personas, entre ellos 25 niños, según el Ministerio de Sanidad de la Franja.
El reportero israelí también presenció cómo las tropas israelíes destruían todos los edificios junto a la carretera principal de esa zona del norte de Gaza para ensanchar el acceso de las tropas -lo que prueba, según él, que el ejército está «dividiendo en dos todo el enclave».
Asimismo, vio cómo los residentes no tenían permiso para regresar a las zonas de las que habían sido evacuados, incluidas aquellas en las que ya no había actividad militar.
«La conclusión es que da igual cómo llamen las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a sus acciones. El ejército ha iniciado la fase de limpieza del norte de la Franja mientras se prepara para mantener [el control de] la zona durante mucho tiempo», valoró Kubovich.
«Plan de los Generales»
Tanto los palestinos como la ONU y los distintos organismos de ayuda sospechan que Israel está adoptando gradualmente una nueva táctica en el norte de Gaza que se conoce como «el Plan de los Generales», que fue propuesto por un grupo de oficiales de alto rango retirados, dirigidos por el mayor general (retirado) Giora Eiland, exasesor de seguridad nacional.
El plan prevé evacuar toda la zona norte de la Franja para posteriormente sitiarla, impedir todo acceso de suministros y ayuda humanitaria y forzar así a los combatientes de Hamás a rendirse o morir de hambre.
Recientemente, el diario británico The Guardian aseguró que un alto oficial de las FDI, identificado por el periódico como el general de brigada Itzik Cohen, comandante de la 162 División, explicó a los periodistas que «no hay intención de permitir que los residentes del norte de la Franja de Gaza regresen a sus hogares».
De acuerdo con el diario, Cohen aseguró que habían recibido «órdenes muy claras» y que su misión era «crear un área despejada» y mover a la población para protegerla y dar así libertad de acción a los militares israelíes.
Según el ejército israelí, ese comentario fue sacado de contexto «y no refleja los objetivos y valores de las FDI«.
Pero según Haaretz, esta «limpieza del territorio» en el norte de Gaza se está llevando a cabo bajo la dirección de los más altos mandos militares y «subordinados a las directrices de los dirigentes políticos: el primer ministro Benjamin Netanyahu, el recientemente despedido ministro de Defensa Yoav Gallant y su sucesor, Israel Katz».
El diario considera que, en lugar de hablar del «Plan de los Generales, deberíamos hablar de las ‘órdenes de Netanyahu’. Él es el líder y él es el responsable de los crímenes de guerra cometidos por las FDI en el norte de la Franja en nombre de la ‘Guerra del Renacimiento’: la expulsión de los palestinos, la destrucción de sus hogares y los preparativos sobre el terreno para una ocupación y un asentamiento judíos prolongados«, señala en su editorial.
Haaretz, fundado en 1919 y de tendencia de centro izquierda, ha sido crítico con la actuación del gobierno israelí desde el inicio de la guerra.
Diariamente ofrece también a sus lectores una visión de lo que ocurre al otro lado de la frontera, algo que no es tan habitual en Israel, donde muchos de los medios de comunicación han seguido una línea de unidad nacional tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023.
El diario, considerado un bastión de la oposición a Netanyahu y los gobiernos de derecha en Israel, se opone a la política de asentamientos y cuenta con columnistas que llevan años denunciando la situación de los territorios palestinos bajo la ocupación israelí, como Gideon Levy y Amira Hass.
Desde que se iniciara la operación el pasado 5 de octubre, ningún tipo de ayuda humanitaria ha logrado llegar a esta zona del norte de Gaza, según le dijeron residentes a la agencia Reuters.
Fatima, una vecina de Yabalia, en el norte de la Franja, le contó a la BBC que unas pocas hogazas de pan seco y dos pequeños contenedores de agua era todo lo que a su familia de más de 30 personas les quedaba para comer.
«¿Qué pasará con la comida de mañana? Yo y otros aquí en el norte ni siquiera podemos pensar o planificar el mañana, simplemente porque sólo pensamos en el hoy y esperamos morir hoy antes que mañana«, le dijo la mujer de 37 años al servicio árabe de la BBC.
El Comité de Evaluación de la Hambruna, un grupo de expertos afiliado a la ONU, emitió el pasado viernes una alerta en la que instaba a que se tomen medidas «en cuestión de días, no semanas», para evitar una catástrofe en el norte de Gaza, ya que la desnutrición y las muertes por malnutrición y enfermedades «están aumentando rápidamente».
La hambruna se declara cuando al menos el 20% de los hogares sufren una carencia extrema de alimentos.
Lo que entra al resto de la Franja tampoco es suficiente.
Según Philippe Lazzarini, comisionado general de la Unrwa, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, solo 30 camiones al día están entrando en Gaza, «un 6% de las necesidades diarias» del territorio, denunció en su cuenta de X.
Bandas criminales
Esos pocos camiones que entran por la zona sur de la Franja se encuentran, además, con una dificultad añadida.
Según denunciaron organizaciones internacionales de ayuda humanitaria a Haaretz, bandas armadas en la zona de Rafah están saqueando estos camiones y extorsionando a los transportistas para conseguir dinero a cambio de protección, todo ello en un territorio que está bajo el control total del ejército israelí.
El paso de Rafah, que hasta mayo era la principal entrada de ayuda humanitaria, no está operativo desde que las FDI se hicieran ese mes con el control de la zona y Egipto decidiera cerrarlo.
Desde entonces, la mayor parte de la ayuda entra por el paso de Kerem Shalom, donde dos bandas rivales operan en el lado palestino.
Gaza se encuentra en una situación de colapso civil y social tras un año de guerra y por el debilitamiento o desaparición del Estado, que hasta el año pasado encarnaba y gestionaba Hamás, denuncian las organizaciones de ayuda.
Según le dijeron diversas fuentes a Haaretz, dos grupos criminales armados se han hecho con el control de la carretera que recorren los camiones de ayuda humanitaria desde el paso de Kerem Shalom hasta la ciudad de Rafah, y exigen a los conductores el pago de US$4.000 si no quieren ser secuestrados y su cargamento robado.
Las organizaciones aseguran que todo esto ocurre a pocos cientos de metros de donde están estacionados los soldados israelíes sin que estos intervengan o permitan a los conductores tomar rutas menos peligrosas.