Santo Domingo.-A diferencia de otros árboles que proporcionan maderas preciosas y que son de gran valor económico, el ébano, oriundo de Oriente, se caracteriza por ser una especie de tronco grueso, alto, pesado y duro, preferido no sólo para finos muebles, sino para la elaboración de pianos.
Su madera se distingue de otras por el color negruzco, aunque la gran diferencia es que de ella surgió el nombre de “ebanista” y su derivado ebanistería, con el cual se relacionaba el oficio relativo al trabajo artesanal de las maderas en sentido general.
De acuerdo a Ricardo García, director del Jardín Botánico Nacional, se le asignó ese nombre en vista de que en tiempos remotos las personas que trabajaban esa madera y el tallado lo utilizaban.
El árbol es el resultado de varias especies del género Diospiros, pero otras maderas del mismo color, o de color oscuro, de árboles completamente distintos son llamadas, en ocasiones, con el mismo nombre. Ricardo García indica que en República Dominicana no existe esa especie, sino la variedad de ébano verde, muy usada para muebles.
A nivel general existen algunas especies bien conocidas de ébano que incluyen Diospiros ebenum (ébano de Ceilán), nativa del sur de India y Sri Lanka y Diospiros dendro (D. crassiflora, ébano de Gabón), del oeste de África.
Ébano verde
En el caso particular de República Dominicana, el ébano Verde (Magnolia pallescens URB. & EKM) es un árbol endémico de la zona este de la cordillera Central, comprendida entre los municipios de Jarabacoa, Constanza (provincia La Vega) y Bonao (provincia Monseñor Nouel), crece casi siempre a partir de 1,000 m hasta 2,100 metros sobre el nivel del mar.
“Se empieza a explotar por la belleza y calidad de su madera por el año 1940, con el establecimiento de un aserradero en Loma de La Sal y a partir de ahí se ha puesto en peligro por la destrucción de su hábitat”, precisó el taxónomo Ramón Elías Castillo, administrador de la Reserva de Ébano Verde.
Justo en este lugar, en Las Neblinas y el Parque Nacional Valle Nuevo, en Constanza, es donde permanecen las poblaciones que quedan y que pertenecen a las Reservas Científicas Ébano Verde (RCEV).
Castillo pone de relieve que el ébano es una madera cuyo color es uno de los negros más intensos que se conocen, y por su densidad muy alta es una de las pocas que se hunden en el agua.