Frederich E. Bergés
La noticia económica internacional del momento es la paridad alcanzada entre las monedas euro y el dólar norteamericano. El euro es la unidad monetaria de los países de la Unión Europea (UE). Fue creada en el 1999 y llevada a moneda en el 2002. Con su puesta en circulación se sustituyeron las anteriores monedas de los países miembros de la UE como el franco francés, peseta española o lira italiana.
La relación de intercambio más favorable para el euro se alcanzó en el 2008 cuando registró una tasa de 1.60 euro por cada dólar. En el presente año su mejor cotización fue el 6 de febrero cuando estuvo en 1.1455 por 1. Aunque el promedio de tasa hasta el mes de julio fue de 1.09 por 1, en la actualidad se está cotizando a la par, o sea 1 por 1.
El deterioro actual en las tasas de intercambio no se había registrado desde septiembre del 2002 cuando se presentó una situación similar. La caída del euro se atribuye en primer lugar a la situación bélica en Ucrania y sus repercusiones sobre los combustibles, comenzando con el gas natural y una mayor demanda en el invierno venidero. A esto se suma las posiciones asumidas por la Reserva Federal (FED) y el Banco Central Europeo.
Mientras el norteamericano ha perseguido una política agresiva de aumentos de sus tasas, el europeo ha sido más tímido. El FED ha dispuesto recientemente de tres alzas consecutivas alcanzando las mismas 0.75 %, y en el horizonte tienen un posible aumento de 0.75-1.00 % a fin de mes, mientras el europeo se ha limitado al 0.25 %. Ello ha hecho el dólar más atractivo desde el punto de vista de inversión, amén de que la FED ha anunciado que planea más aumentos en el año.
Esta caída del euro significa que nuestras exportaciones hacia Europa se encarecen, pero sobre todo el turismo en el país para el europeo será más caro. Si consideramos la apreciación de un 4 % del peso dominicano en relación con el dólar, y una caída de casi un 15 % del euro, en adición de mayores costos de transporte por la situación de los combustibles, es muy posible que nuestra industria sin chimeneas se vea afectada, a pesar de la abundancia actual de tan buenos números.
