Al presidente Luis Abinader algunos le llaman cariñosamente “la tayota”, alegando que no tiene sabor. Su esposa Raquel se ríe de eso con picardía, como diciendo: “si ustedes supieran”.
Lo cierto es que el 27 de febrero quedó claro que el presidente Abinader tiene bien puestos sus órganos reproductivos. No sé si habló “bonito”, pero habló con admirable valentía.
Primero, denunció la poca solidaridad de los países más desarrollados, acaparando las vacunas. Con esa postura elevó nuestra dignidad como nación ante la doble moral de la “comunidad internacional”.
Con respecto al peaje sombra, lo llamó por su nombre: “una infamia inaceptable”. Dando las instrucciones de acabar con ese vulgar robo al pueblo dominicano.
También, rompiendo el miedo de los gobernantes dominicanos a referirse a la frontera (por las presiones internas y externas), prometió iniciar este mismo año la construcción de una verja perimetral que garantice la seguridad física, jurídica y social que necesita la zona fronteriza para atraer inversiones y lograr su desarrollo.
Así mismo abordó el delicado tema de los combustibles, un entramado de mafias e intereses que los gobernantes prefieren no tocar (o asociarse). Se comprometió con revisar la estructura de costos para aligerar la pesada carga que hoy tienen los dominicanos.
El solo hecho de abordar estos temas, y en la forma como lo hizo, es un gesto de valentía y compromiso social.
En lugar de poner en duda sus palabras, les invito a que le demos el respaldo necesario para hacerlas realidad.
¡Adelante, presidente!