Sin importar cómo sean los aires navideños, fríos o calientes, o la crisis y las constantes quejas de falta de dinero… sin importar estos pequeños detalles, las calles están a reventar, la diversión no se detiene y el freno de la cordura se fue de paseo hasta enero.
Como consecuencia de esto, muchos vivimos estresados y con miedo de salir a la calle y encontrarnos con cada loco que decidió que su mundo se acabaría al tocar las campanadas del nuevo año y debe vivir estos días llevándose el mundo por delante, bebiendo todo el alcohol que se produce y exporta en el país, multiplicando con ello la cantidad de accidentes y muertes que pudieran evitarse con solo unas cuantas dosis de cordura y moderación.
Parecemos discos rayados al repetir constantemente que debemos actuar con moderación en estas fechas y que, precisamente, estas fiestas son propicias para compartir en familia con recogimiento, viviendo el espíritu cristiano de la celebración de la vida.
Por ello se hace necesario repetir que Navidad no es una excusa para vaciar los bolsillos sin pensar en el mañana; que no es una excusa para participar en la carrera de la vida y la muerte al conducir en estado de embriaguez y sin ningún tipo de cuidado y respeto por la vida de los demás… si no tiene respeto por la de usted, téngalo por la de los que tratamos de vivir la vida a detalles y damos real valor al maravilloso don que Dios nos ha regalado…. pues Navidad es tiempo de compartir, pero tiempo de un verdadero compartir.