SANTO DOMINGO.-A sólo días para cumplir la mayoría de edad, Wilson Peña perdió a su papá y desde entonces hace 54 años. Cuenta que no ha faltado un Día de los Padres en ir a visitarlo a su tumba en el Cementerio Nacional de la Máximo Gómez.
Esa costumbre la comparte con otros de sus hermanos, uno de estos -rememora- que un día como ayer se fue al interior y al poco tiempo de llegar al lugar retornó porque no podía dejar de hacer lo propio para la ocasión.
“Mi papá era una chulería para mí, yo era el más pequeño de los hijos de los siete; a otros de mis hermanos le sucede igual. Un día se fue a Baní a ver su ganado y cuando llegó allá se devolvió porque recordó que no podría dejar de ir la tumba y entonces retornó de nuevo a su finca; hoy esta en quebranto y no puede venir”, comentó Wilson, uno de los tantos que visitó ayer el camposanto.
El hoy comerciante, con 48 años de casado y residente en el ensanche Luperón, dijo que de su padre aprendió a ser serio porque él le decía: “Al hombre que le prestan y paga siempre tiene la puerta abierta, el que no se la cierran”. Dice que trata de enseñar lo mismo, pero está convencido de la generación es otra.
Allí, Rafael Martínez junto a sus hermanos y otros parientes contaron que llevan 20 años rindiendo tributo a su padre, quien lleva el mismo nombre.
“El Día de los Padres venimos, nos reunimos aquí y le oramos a nuestro padre, usualmente venimos todos”, comentó Martínez.
Tanto para éstos como para otros la figura paterna cuando cumplen con su deber y le proveen una formación correcta son un soporte para la familia: “él era carpintero y brindaba su ejemplo de trabajo”.
“Para mí mi padre era mi superhéroe”, comentó otra joven que sólo se identificó como Katherine. Tanto allí como en el Cementerio de Cristo Rey, el Cristo Redentor, Puerta del Cielo, Jardín Memorial y otros camposantos del Gran Santo Domingo, la gente acudió a encenderle luces y a colocarles flores a sus padres fallecidos.
La acción deja en entredichos la percepción de muchos, de que a los padres no se le rinde tributo como a las madres.
Al igual que los hijos, hermanos fueron a visitar a sus tíos otros parientes con quienes tuvieron una relación cercana.
Radiografía
— Ambiente
Cementerios del DN lucían limpios y en su interior despejados de obstáculos para los visitantes. Como es tradición, vendedoras de flores y velones, así como limpiadores de tumbas, estaban atentos para ofertar sus servicios.