El debido protagonismo

El debido protagonismo

El debido protagonismo

Patricia Solano

¿En qué momento se envalentonó la resistencia a rendir cuentas? Lo hizo a partir de la creciente voluntad de exigir decencia, y es un fenómeno que está ocurriendo ahora mismo.

Cada vez surgen más reclamos y aumenta el clamor por la administración transparente y honesta de lo público. Más gente se está metiendo con el uso del erario y está en todo su derecho. Los cuestionados funcionarios (o exfuncionarios) lucen defendiendo como gatos boca-arriba algo que no existe: el derecho a no ser molestados.

La última moda es el intento de banalizar los casos atacando de manera personal a quienes encabecen algún cuestionamiento. La acusación es un supuesto anhelo de notoriedad, ¡oigan eso!

Se lo atribuye a Yeni Berenice Reynoso, fiscal del DN, la jueza Margarita Cristo, en quien cayó el caso Díaz Rúa.

Esta publicó en su perfil de Facebook que la fiscal trabaja impulsada por un deseo de salir en los periódicos, un argumento sólo para los amigos, por supuesto. En los tribunales, las acusaciones del Ministerio Público se dirimen con pruebas.

Del mismo afán de primeras planas fue acusada Minou Tavárez Mirabal por el diputado Demóstenes Martínez cuando ella destapó la forma irregular como se aprobó en la Cámara Baja la modificación del Código Penal que pretendía proteger a funcionarios del escrutinio ciudadano.

No duden que los diputados terminen juzgando a Minou por “traidora” (ya lo han dicho con palabras precisas). Así de tenaz es la resistencia a rendir cuentas.

La gente que ya se harta del robo impune debe tener en cuenta todo esto y darles a quienes cuestionan el debido protagonismo. Quienes enfrentan este sistema de complicidades merecen salir en los periódicos cuántas veces sea necesario. No vayan a creer ustedes que a los quejosos les molesta ese figureo. Quienes no quieren verse en los periódicos son ellos. Ellos y sus casos.



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