El culto al texto

El culto al texto

El culto al texto

David Álvarez Martín

Desde el inicio la escritura estuvo vinculada medularmente al Estado y la Religión. El texto ganaba independencia del escriba y con el paso del tiempo se le veneraba como palabra divina.

Las cuentas del gobierno, las deudas, los relatos de dioses, las biografías fantásticas de reyes, las legislaciones, los orígenes míticos de naciones y hasta los poemas y reglas de sabiduría, fueron convertidos en textos venerados. Si la recolección de textos era la esencia de una estructura de poder, su destrucción se convirtió en señal máxima de cambio de poderes, y así dar paso a nuevos textos.Chin Shih-huang, emperador chino de la dinastía Chin ordenó la quema de todos los libros existentes como un intento de iniciar con su reinado una nueva historia, muchos obispos cristianos ordenaron la quema de libros paganos y de corrientes cristianas diferentes a las suyas para fortalecer sus posturas teológicas y hasta el nazismo promovió las hogueras con libros que no reconocían la primacía de la raza aria.

El culto al texto, fuera en política o religión, pasó a ser el modelo de ortodoxia por excelencia. Fueran los textos marxistas aprobados por Stalin o los libros prohibidos para la lectura de ciertas agrupaciones religiosas, en torno a la lectura y el pensamiento propio se juega el poder de las ideas. Platón, el primer filósofo occidental del que tenemos un conjunto apreciable de textos, condenó la escritura en su obra El Fedro: [la escritura] no producirá sino el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; fiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; y das a tus discípulos la sombra de la ciencia y no la ciencia misma. Porque cuando vean que pueden aprender muchas cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.

Irónico que es gracias a la escritura que hoy podemos conocer el rechazo de Platón a la misma por debilitar la memoria y sembrar una sobra de la ciencia y no la ciencia misma. Su maestro Sócrates no dejó ningún texto y lo que sabemos de él es por los testimonios de sus discípulos, Platón en especial.

Cuando en el siglo XVI surgieron las primeras propuestas científicas en la Europa Occidental, su rechazo desde la escolástica tenía como argumento fuerte que contradecía los textos bíblicos y las obras de grandes maestros como Agustín o Tomás de Aquino. En el presente muchos predicadores cristianos niegan los descubrimientos de la ciencia porque no se corresponden con el Antiguo Testamento, ni el Big Bang, ni la evolución de las especies aparecen en el Génesis, por tanto para estos fundamentalistas bíblicos no son reales.



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