Fernando Arbaje permanecía ingresado a la espera de que sus familiares encontraran donde tenerlo. ELIESER TAPIA
SANTO DOMINGO.-Quedarse en casa es la mejor forma para evitar la propagación del Covid-19, pero no siempre garantiza librarse del virus, especialmente cuando uno de los familiares ha contraído la enfermedad y se reside en una vivienda en condiciones vulnerables.
Poco espacio, muchas personas, un solo baño…
“Desde que empecé a sentir los síntomas pensé en irme de la casa para proteger a mi mamá que es anciana y a mi hija de dieciocho años, pero no tenía donde ir. Mis familiares también tienen problemas de salud”.
Lo anterior lo narra María Elizabeth Frías, asistente de la directora del hospital Pedro Emilio de Marchena, en Bonao.
La decisión de Frías fue aislarse en una de las tres habitaciones con que cuenta su casa, lo que condujo directamente al contagio de su madre, la señora Bernarda Frías de 79 años de edad y quien al igual que su hija es asmática. Cuando el cuadro clínico de ambas se complicó, tras ser hospitalizadas, fueron referidas al CECANOT donde son asistidas una al lado de la otra.
Las dos damas lucen muy impactadas emocionalmente. Como ocurre en estos casos, la perspectiva general sobre la vida ha cambiado.
Otras preocupaciones
“No me preocupa morir, ya tengo 79 años y he vivido. Mi preocupación son mis hijos, mi nieta que está sola en la casa y a la espera para saber si también está contagiada” afirma Bernarda que se mantuvo en silencio hasta que fue interpelada.
Pero una vez que empezó a hablar dijo en un par de minutos, todas las reflexiones que había hecho sobre el Covid-19.
“El Coronavirus es una muerte en vida, no puedes salir, no te pueden visitar, no puedes ver a tu familia… debo decirle a la humanidad que si algo les queda de amor que lo aprovechen en su familia, quieranse”. proclamó.
Su hija, que la miraba con ternura y resignación, no se guarda el agradecimiento por el trato que han recibido.
“Soy afortunada porque mi madre puede estar conmigo, pero no todos tienen esa oportunidad, por eso es que hay que tomar las precauciones y evitar ser contagiados”.
En busca de lugar
La presencia de un hombre arropado de pies a cabeza, y que es el único que permanece aislado del resto de los pacientes con las luces de su cuarto apagadas, llamó nuestra atención. Se trataba de Fernando Arbaje, un médico general retirado y que aunque seguía estando positivo al Covid-19, estaba 100% recuperado de los síntomas de la enfermedad y los doctores le habían dado el alta.
“Su hija —informó la enfermera que previamente le había dado asistencia— solicitó que permanezca ingresado un par de días más hasta tanto ella pueda encontrar donde tenerlo ya que está embarazada y en su vivienda no hay espacios propicios para el aislamiento”.
Así que Arbaje, que se había incorporado de su cama, debía esperar. Estaba consciente del peligro que todavía representaba.
Viviendas que faltan
— Déficit
Al año 2017, el déficit habitacional en el país era de 829,694 viviendas según una publicación del Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo de autoría del doctor Antonio Morillo, asesor del área.