El “cuco” que genera construir un nuevo estadio de béisbol

El “cuco” que genera construir un nuevo estadio de béisbol

El “cuco” que genera construir un nuevo estadio de béisbol

Renaldo Bodden

Está claro que los presidentes le sacan el cuerpo al “cuco” de construir un nuevo estadio de béisbol en la capital, cuando escuchan que el costo gira entre 20 y 30 millones de dólares.

El número luce exagerado si no fuera porque hay referentes que lo desmienten, si se toma en consideración que este es el país que más peloteros produce en el mundo en proporción a su cantidad de habitantes.

Cuando se inauguró el estadio Trujillo (23 de octubre de 1955) el país no había llevado al pionero Osvaldo Virgil a Grandes Ligas (23 de septiembre de 1956).

Hoy, tras 63 años y con más de 700 dominicanos pisando un terreno en el gran show, no existen maneras de justificar que el Quisqueya cada año solo reciba “paños con pasta”.

No está mal que Licey y Escogido se involucren en la logística de la construcción de un nuevo estadio como principales usuarios de la instalación en una actividad de carácter económico, pero los estadios siempre serán propiedad del Estado, salvo el de La Romana, que como instalación privada es el que mejor se mantiene y al que menos inversión se le hace en cada campeonato.

Siendo la pelota un modo de vida de la sociedad dominicana y un medio de vida de miles de jóvenes, el país tiene méritos para tener una instalación del primer nivel.

Ah, sin ganas de justificar un mal con un bien, recuerdo que con la “inversión perdida” de 39.7 millones de dólares en los equipos de la JCE (Junta Central Electoral) que ni sirvieron en 2016 ni servirán en 2020 se hubieran construido dos estadios Juan Marichal. ¡Y nada pasará!



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