El coronavirus pisa el acelerador en América con mayor incidencia en el sur

El coronavirus pisa el acelerador en América con mayor incidencia en el sur

El coronavirus pisa el acelerador en América con mayor incidencia en el sur

Personas con tapabocas caminan en una calle este martes en la ciudad de Sao Paulo (Brasil). EFE/ Sebastião Moreira

La propagación del coronavirus se acelera en América, donde ya se contabilizan 3,36 millones de casos y 183.950 muertos, y se extiende en lugares donde hasta el momento la enfermedad había tenido baja incidencia, sobre todo en el sur del continente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló este martes que los casos en América totalizan 3,36 millones, de los cuales más de 1,3 millones corresponden a Latinoamérica, mientras en el mundo los contagios ya superan la barrera de los siete millones.

«Desafortunadamente, muchas áreas informan de aumentos exponenciales en casos y muertes, nos preocupan los datos que muestran el aumento del virus en nuevos lugares que previamente habían visto un número limitado de casos», lamentó la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne.

Temor por huracanes e invierno

La OPS advirtió que la pandemia se puede agravar en América con el inicio de la temporada de huracanes en el norte y centro del continente que puede limitar el acceso al agua en esas regiones y la expansión de enfermedades respiratorias durante el invierno en el cono sur. La organización mostró también su preocupación por la situación en Haití, el país más pobre de América, y el reporte de casos en Surinam, después de más de un mes sin nuevos contagios.
Más récords

En la última semana, cuando las previsiones de varios Gobiernos indicaban que la mayoría estaría superando ya el pico de la enfermedad, los contagios y las muertes han reportado aumentos significativos en varios países. Brasil registró 1.272 nuevas muertes por la COVID-19 en las últimas 24 horas, con lo que el número de víctimas ascendió hasta 38.406, así como 32.091 nuevos casos, que elevó el total de contagios hasta 739.503, que lo ubican como el segundo país con más casos en el mundo después de EE.UU. y el tercero con más fallecidos.

El gigante suramericano inició la semana en medio de la controversia por los cambios anunciados por el Gobierno a la hora de informar sobre los casos y muertes por el coronavirus. Tras tres días de cifras cuestionadas por la supuesta falta de transferencia y en las que la cartera sanitaria informó que las muertes se habían reducido a 904 el sábado, 857 el domingo y 679 el lunes, el nuevo boletín volvió a registrar más de mil muertes diarias, como venía ocurriendo la semana pasada.

Por otro lado, los Gobiernos locales y municipales continúan avanzando en sus planes de retomada de las actividades económicas, aún cuando el pico de la enfermedad sigue lejano. Perú superó los 200.000 contagios en poco más de tres meses y el número de fallecidos se elevó a 5.738.

En las últimas 24 horas, se registraron 4.040 nuevos casos con los cuales el número de personas infectadas ascendió a 203.736, lo que mantiene a Perú como el octavo país en el mundo con el mayor número de infectados. Argentina reportó 1.141 nuevos casos, lo que supuso que por primera vez se superara el millar de contagios en 24 horas, y el total de contagios desde el inicio de la pandemia se eleva ya a 24.761 personas.

Covid-19 no frena violencia en méxico
La violencia en México marcó un nuevo récord de 117 fallecidos en un solo día a pesar de la cuarentena por el coronavirus, que ya deja 120.000 contagios y 14.000 muertos, aún cuando no se ha alcanzado el pico de la pandemia. Con 2.999 casos nuevos confirmados y 354 muertos en las últimas 24 horas, el Gobierno cree ahora que el virus dejará 35.000 muertos en el país, una cifra muy superior a los 8.000 pronosticados en abril.

Las cifras oficiales en el país han generado polémica por las pocas pruebas diagnósticas que se realizan, por lo que las mismas autoridades son conscientes de que el número de enfermos es mayor al registrado.

También existen «ineficiencias», según admitió el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, en el recuento de fallecidos con COVID-19. Algunos decesos tardan días en ser contabilizados y por eso las cifras que se reportan a diario varían mucho entre sí. Sin embargo, el pasado 1 de junio se dio inicio a la «nueva normalidad», aunque solo se reabrieron algunas industrias y se pide a la gente seguir en casa porque en los 32 estados del país hay «riesgo máximo» de contagios.

Otros ya miran desde el otro lado
Ecuador, uno de los países más golpeados por la COVID-19, parece controlar la pandemia, aunque los contagios continúan en medio de la desescalada de las restricciones de movilidad, cuando se registran ya 43.917 contagios.

El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, dijo a Efe que han disminuido las atenciones de emergencia y las llamadas a mecanismos creados para tratar casos de la COVID-19, así como el número de fallecimientos por día.

Según el galeno, el 27 de mayo se registró el mayor pico de decesos desde que comenzó la pandemia, 194, pero ahora la cifra no supera la decena diaria. Otro ejemplo a seguir ha sido Uruguay, donde los centros comerciales que estuvieron casi tres meses cerrados reabrieron con estrictos protocolos de seguridad. Tras dos días sin nuevos casos, Uruguay registra 845 positivos por COVID-19 y solo 23 fallecidos.

Violación de derechos
La oficina de Transparencia Internacional (TI) en Panamá advirtió este martes que la emergencia sanitaria está siendo utilizada como «argumento» por los Gobiernos para «restringir» los derechos fundamentales y con ello «concentrar los poderes» del Estado.

«En estas crisis o emergencias se autoriza la restricción de derechos fundamentales y este argumento que escuchamos en muchos países viene de la mano de una concentración de poder», dijo la presidenta de TI, la argentina Delia Ferreira, en un foro virtual celebrado por el capítulo panameño de la organización que dirige.

En esta concentración de poderes «el argumento es que no se van a respetar derechos porque pone en peligro la velocidad de respuesta ante la necesidad de la gente; y este tipo de discurso olvida algo esencial: los derechos aún en épocas de emergencias o urgencias no pueden ser limitados», añade.



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