No tengo la más mínima reserva con cualquier iniciativa tendente a hacer más transparente una institución pública.
Establecido eso, comento la recién anunciada medida de externalizar servicios consulares. Me refiero a un aspecto vital, y es la posible deshumanización de nuestras funciones.
La mejor forma de explicar este punto es con algo que personalmente viví. Hace unos días recibí en mi despacho a un padre que lloraba desconsoladamente, su hija de apenas 12 años había muerto, y quería darle sepultura en suelo dominicano. Raudo, inicié el papeleo y ordené que no se le cobrara nada, luego conocí a la madre de la niña fallecida y me aseguré de tener a título personal un detalle especial con ella.
¿Reaccionará así la empresa que prestará los servicios? ¿Entenderá el empleado privado cuando se enfrente a un caso de compasión, que ese es un tema sensible, y que el manejo equivocado de una situación así podría tener hasta un costo político en la comunidad?
Imagínense que a esos padres desconsolados llenos de interrogantes les digan: “cuanto lo siento, son $200 dólares, tomen un turno” o “para la semana que viene está listo”.
Se que se argumentará, que no se está “inventando” y que ya otros países han externalizado sus servicios. Sí, ¿pero se ha ponderado cuál era la relación de los nacionales de ese país con sus consulados? ¿Institucionalmente, como ven sus nacionales a sus sedes consulares?
Como migrante y actual cónsul, doy fe de que nuestros consulados no son instituciones públicas, sino lugares de orientación de las más diversas necesidades de la comunidad.
Por demás, invito a leer este trabajo periodístico, que incluye a la mayor prestadora de servicios de visados del mundo, y la queja por la deshumanización en su accionar, incluso actualmente en Ucrania.
https://globalnews.ca/news/8821140/vfs-global-canada-immigration-visa-applications/
Más aún, por la experiencia en el terreno, podría asegurar que lo propuesto podría servir para eficientar o regular los ingresos, pero no serviría para hacernos más eficientes sino está acompañado de una agilización y modernización de los normalmente involucrados, entiéndase Cancillería, Dirección General de Pasaportes y Junta Central Electoral (JCE).
Y dejo por aquí una sugerencia, un programa que se aplica en otros países y se llama “clave única”. Investiguen.
A veces, en aras de mejorar se pierde la esencia de las funciones, y con ello el contacto y la cercanía con quienes estamos llamados a proteger y representar.
Finalizo con un consejo que me repetía una y otra vez mi padre, que Dios lo tenga en la gloria:
“Mijo, todo está en la forma”.
Este tema me preocupa como migrante, como cónsul y sobre todo como político.
Es más, el cónsul tiene temor.
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