
Lima.- La presidenta de Perú, Dina Boluarte, fue destituida anoche de manera fulminante en el Congreso de Perú, controlado por un grupo de partidos de derecha que la había sostenido desde que asumió el poder y que ahora la sacó del sillón presidencial de forma abrupta y con la mirada puesta en las elecciones generales convocadas para abril de 2026.
Tras aprobar con 122 votos a favor la «permanente incapacidad moral» de la mandataria para hacer frente al auge del crimen organizado en el país, la vacante de Boluarte fue ocupada de manera interina por el presidente del Parlamento, el derechista José Jerí, que inmediatamente fue investido como jefe de Estado y se convirtió en el séptimo presidente de Perú en apenas nueve años.
La primera presidenta mujer de Perú terminó así un mandato de dos años y diez meses desde que a finales de 2022 asumiese la Presidencia para suceder al izquierdista Pedro Castillo (2021-2022), del que era su vicepresidenta, y se mantuviese en el poder gracias al respaldo de un grupo de fuerzas de derecha que controlan el Congreso y que ahora promovieron y apoyaron su salida.
Lluvia de mociones
Durante la mañana del jueves comenzaron a caer en cascada hasta cuatro mociones de vacancia (destitución) contra Boluarte que la señalaban como «inútil» e «incapaz» para hacer frente a la escalada de inseguridad ciudadana y criminalidad a escala nacional.

La consigna de todos era destituirla ipso facto, y lo lograron con una votación récord para una destitución presidencial, al superar los cuatro quintos de la cámara.
Las mociones fueron admitidas con al menos 113 votos, con 118 aprobaron que se citara inmediatamente a Boluarte para defenderse -pese a que el proceso normal es que la sesión tenga lugar entre el tercer y décimo día-, y finalmente fue destituida con 122 votos.
El proceso fue irreversible después de recibir el respaldo de los partidos de derecha y cuando solo faltan seis meses de celebrarse las elecciones generales peruanas de 2026, convocadas para el mes de abril.
Entre los promotores del proceso de destitución hubo varios partidos que han respaldado a la mandataria pero que tienen líderes con aspiraciones presidenciales, como el del ultraconservador Renovación Popular, Rafael López Aliaga, quien es el alcalde de Lima; y el del derechista Podemos Perú, del empresario José Luna.

Rumores de asilo
La presidenta se rehusó a asistir al hemiciclo y durante toda la jornada no salió del Palacio de Gobierno hasta que se consumó la destitución.
Durante la tarde del jueves se rumoreó que podía haber tanteado la posibilidad de un asilo en Argentina, Brasil y Ecuador.
En la embajada de este último país se concentraron decenas de personas para protestar contra Boluarte y tratar de impedir que eventualmente pudiese llegar a la sede diplomática.
No obstante, su abogado personal, Juan Carlos Portugal, aseguró que Boluarte no tenía intención de pedir asilo ni de fugarse del país, pese al riesgo de ser detenida ante las múltiples investigaciones que tiene abiertas en Fiscalía.
Presidencia interina

Boluarte deja el cargo como la presidenta más impopular de Latinoamérica, con una aprobación de apenas un 3 % según varias encuestas, debido a las más de 50 muertes durante la represión a las protestas que pedían nuevas elecciones tras la destitución y encarcelamiento de Castillo, así como numerosas investigaciones por presunta corrupción.
Al consumarse su destitución, el presidente del Congreso, José Jerí, ha asumido la presidencia del país de manera interina, tal y como establece la Constitución.
Jerí, de 38 años, es presidente del Congreso de Perú desde agosto pasado, después de haber llegado al Parlamento como congresista suplente en las elecciones de 2021, en el lugar del expresidente Martín Vizcarra (2018-2020).
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EFE
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