Desde hace un tiempo, aunque no era reconocida, se estado viviendo una crisis nunca antes vista en el seno del Comité Olímpico Dominicano, producto de la incapacidad y los intereses de su Comité Ejecutivo, que antes de tomar el control del mismo mostraban unidad “monolítica” para sacar la “improvisación”.
Estos problemas se agravan, tras la dimisión ayer de seis miembros de 11 que integran su Comité Ejecutivo, es un golpe trascendental para el deporte, que tiene a la vista, la participación en los Juegos Olímpicos de París 2024.
No hay duda que el COD está compelido a realizar nuevas elecciones, porque aunque no se quiera admitir, eso está tácito en el artículo 43 de sus reglamentos, que ordena que si más de la mitad de sus miembros presentan renuncia, es automática la elección de un nuevo comité.
Es una lástima que hombres y mujeres que se supone tienen como objetivo echar hacia adelante el deporte, estén en una lucha fratricida, que podría tener funestas consecuencias.
Y es que desde hace un tiempo a la fecha se le ha venido rociando combustible muy inflamable a esas contradicciones, las que nadie ha podido subsanar, a pesar de los esfuerzos de mucha gente que trataron de que se buscará una solución armoniosa.
La verdad pura y simple, es que no salimos de un bendito problema en el deporte nacional, todo por la angurria y los intereses de unos pocos que de antemanos quieren “matar el gallo en el saco”, lo cual es una verdadera locura.
Es casi seguro que como ninguno de los dos bandos está dispuestos a ir a la mesa de conversaciones, este caso podría parar en los tribunales, dando el peor ejemplo a las presentes y futuras generaciones. Creo que para una posible solución, se debe consultar a José Joaquín Puello y a Luisín Mejía, ambos expresidentes del COD.