“Cerré mi taller, solo para venir al acto aniversario a saludarte”. Esa frase, que me caló de la piel al alma, me la obsequió Tony, el hijo de don Sergio, y quien heredó el taller de herrería donde de niños descubrimos la luz enceguecedora de la soldadura eléctrica.
Ese tipo de taller, los de mecánica automotriz, reparación de electrodomésticos, ebanisterías, peleterías, colmados, panaderías, ventorrillos, sastrerías, puestos de pollos pico y pala, freidurías, heladerías, cafeterías y, por supuesto, los bares de esquina y sus maravillosas velloneras eran elementos clave para el sustento y diversión de las familias del barrio y era, junto a los hogares, lo que debíamos proteger cuando los temporales atormentaban al río Camú y este respondía con violentas crecidas y su secuela de desastres.
En ese contexto nació, en 1967, el Club Deportivo y Cultural Parque Hostos, en la culta, olímpica y carnavalesca ciudad de La Vega. Entonces los clubes eran parte fundamental del pulmón democrático de la nación.
Este ha forjado varios inmortales del deporte.
La barriada celebra los 54 años del club, cuyo equipo de baloncesto ha sido vencedor histórico en la mayoría de torneos de la categoría superior celebrados en la ciudad.
En la actividad de aniversario, que tuvo como centro la celebración de una misa oficiada por el carismático monseñor Freddy González y la participación de autoridades como el senador Rogelio Genao, la gobernadora Luisa de la Mota, el alcalde Kelvin Cruz y el regidor y director de la Casa de la Cultura Fausto Mota, se efectuó un reconocimiento a destacadas figuras del baloncesto, la cultura y la actividad empresarial veganos, especialmente a Fernando Teruel, Alexis Concepción, Luis Manuel Ángeles, Francisco Morilla Gómez y a quien escribe.
Estuvieron presentes, además, el primer presidente y fundador del club, profesor Hugo Estrella; otro inolvidable pasado presidente de la entidad, ingeniero Fausto Ruiz, exalcalde y exdiputado de la provincia, y su actual presidente, el pasado regidor Miguel Adames, acompañado de los integrantes de la presente directiva y de hoy reconocidos hombres y mujeres profesionales que crecieron bajo los laureles y las ginas del Parque Hostos, a saber, Franklin Milián, Ernesto Pérez, Rubén De Lara, Randholp Gómez, Ramón Fernández, entre otros.
Me conmovió sobremanera volver a caminar las calles de mi barrio, a pisar aquellas canchas y sentarme en las graderías junto a mi esposa Soraya, rememorando, porque allí nos conocimos, años de infancia, adolescencia y juventud, en los que no era ofensiva ni discriminatoria la diferencia entre las clases sociales de la ciudad, porque todos compartíamos escuelas o colegios, centros de esparcimiento, parroquias o templos, fiestas patronales, alboradas y aguinaldos, torneos y reinados, velatorios y comparsas.
Éramos una urdimbre de barrios citadinos, unos con algo más otros con algo menos, en los que se tejían iguales aspiraciones, sueños, ilusiones y en los que el amor al deporte, a las tradiciones y a la cultura eran característicos en quienes, además, pudimos honrar el anhelo de nuestros padres, abandonando los hogares y el calor familiar, para irnos a estudiar a universidades de la capital o Santiago.
Otros se marcharon a Nueva York, pero sin apartarse emocionalmente de su barrio. Algunos se quedaron allí, como duendes.
El Club Parque Hostos ha luchado durante décadas para que el gobierno central se aboque a la construcción del multiusos techado.
Al calor de la expresión “¡Arriba el barrio!”, en reciente visita al club, el presidente Luis Abinader asumió el compromiso de llevar a cabo la construcción del multiusos que reforzará el espíritu deportivo, comunitario y cultural de un meritorio y laborioso barrio vegano. ¡Que así sea!
Gracias infinitas, amado club, por darnos tanto, tanto.