Porque:” Cada fracaso enseña al hombre
algo que debe aprender”
Por: Rafael R. Ramírez Ferreira
Siempre hay un poco de locura
en el amor.
Pero, siempre hay algo de razón
en la locura.
Nietzsche. –
He permanecido ignorante durante tantos años, que ya me parece, me mantendré dentro de esa oscuridad que no me permite comprender tantas cosas, que, en apariencia, dan la sensación de ser simples. En estos momentos en los cuales escribo estas líneas, todo gira alrededor del presidente rindiendo cuentas en la augusta sala de los “honorables” y, en cuanto a mí, diría que, de cien puntos, le daría 95 al presidente de la República pero, el resto 5% lo embarra todo.
Y es que, Dios, Patria y Libertad para mí, no hacen esquina con corrupción, impunidad o blindaje, muy a pesar de que algo se ha hecho pero, otros permanecen incólume, intocables ante los ojos de la justicia y me da la sensación, de que todo es producto de insondables acuerdos políticos, supuestamente, en busca de la llamada gobernabilidad, sin tomar en consideración, de que la democracia no es un sistema santo, sagrado o permisivo, sino, muy por el contrario nunca llega a los extremos y, el permitir que exfuncionarios o dirigentes políticos, que se han lucrado con el erario deambulen como pavos reales por nuestras calles, constituye una vergüenza y una afrenta a esta democracia.
En otros países se ha jugado como lo hemos estado haciendo nosotros y el resultado ha sido desastroso, la pobreza y la violencia se han desatado y siquiera aquellos que motivaron esos hechos se han podido librar de las mismas. Bastaría con caminar por el país para darnos cuenta del mal que causan esos que componen ese 5%. Preponderantemente, tendríamos que referirnos a la Policía y las causas por las cuales se continúa sin ponerle freno a esa manifiesta ineficiencia.
Parar el gasto en más equipos sería algo prudente, ya que, la llamada reforma policial continúa siendo un cuento y muy malo, por cierto. Es imposible reformar la cúpula policial con el uniforme puesto, constituyendo lo peor, que los que van subiendo, en igual manera se van corrompiendo. Barrer para luego pasar el suape y, en tanto pasa el tiempo, llevar a cabo las coordinaciones de lugar, gobierno a gobierno, en busca de equipos de instructores extranjeros que inicien un nuevo entrenamiento iniciando por los reclutas y cadetes, para ver, si de esa manera, se puede cambiar el pensar y accionar de los que inician en ese organismo.
Pero nadie habla de esto, comprar y comprar equipos les parece una mejor reforma, inclusive, una vez, cuando el General Soto Jiménez era Secretario de las FF.AA, en la Comisión de Reforma y Modernización de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, se estuvo hablando de crear la Escuela Para Sargentos Patrulleros, integrada por jóvenes preuniversitarios que desearán hacer carrera dentro de la P.N. y que, durante su carrera, siempre serían Sargentos y los ascensos estarían constituidos por el aumento de sueldo de acuerdo al tiempo transcurrido equivalente como si fuese un rango, llegando hasta el de General, pero siempre Sargento de patrulla.
Pero, a pesar de ese 5% nuestra democracia ha podido sobrevivir, al menos con ese nombre, ya que, la antigua que soportaba la clase media ha sucumbido y todo ha sido suplantado por asociaciones, sindicatos y ONG clasistas y descaradas, dejando al pueblo desamparado y a los gobernantes con los brazos atados. Solo hay que hablar del problema de la salud para la ex clase media y los pobres hasta de solemnidad -aún y tengan un llamado buen seguro- porque en cuanto a los políticos, es sal de otro costal.
Hablando de eso, recordé cuando el llamado “Penco” tiró asfalto hasta a las letrinas y nada ha pasado, porque ahora, ponen el mismo asfalto, pero no señalizan, lo que entra también dentro del 5%. Solo hay que recorrer de noche los lugares donde se han arreglado esas carreteras donde la oscuridad es parecida a lo que se dice del infierno o, y por qué no, los muros jersey de la autopista Duarte o la carretera de Constanza donde ya han intervenido unas cuantas veces y continua con los mismos problemas, pero, parece que el ministro no anda en vehículo ni tiene supervisores. ¡J…er¡¡Sí señor!