Santo Domingo.- El cementerio municipal de Villa Mella está en condiciones críticas, a un nivel de deterioro que se dificulta cada vez más dar cristiana sepultura a las personas que mueren en la zona.
Ese camposanto, el más antiguo del municipio cuya construcción data del año 1906 y en el cual están sepultados las primeras familias de Villa Mella, como las familias Martínez, De la Cruz, Brazobán, Manzuela, Núñez, Nina, y otros, ya no cuenta con capacidad para nuevos espacios, y solo quienes tienen nichos pueden hacer algunos anexos para sepultar parientes.
Caminar por allí es una tarea difícil, debido a que las tumbas están hecha completamente desordenadas y no hay ni si quiera un caminito por el que se pueda caminar libremente, además de que hay muchas tumbas deterioradas porque se les ha derrumbado el techo, y es por encima de esta por donde mayormente se camina.
Tampoco cuenta con ningún tipo de seguridad, como iluminación o personal de vigilancia, por lo que desaprensivos lo utilizan para hacer fechorías, a tal punto, que cuando se va a sepultar a alguien, ya es común que los parientes perforen el ataúd para evitar que se lo roben.
De acuerdo al abogado y empresario Rafael Nina, un comunitario del municipio, el cementerio está prácticamente agotado y no hay las condiciones mínimas para sepultar a los ciudadanos, y precisa que, aunque hay algunas alternativas en los cementerios de Los Casabes, en Higüero y La Victoria, los sectores de Sabana Perdida, Villa Mella y parte de Guaricano, están quedando con poca opciones para enterrar a su gente.
Propone que desde el ayuntamiento se realice un levantamiento del cementerio de Villa Mella para que se reúnan todos los nichos de las mismas familias que tienen cinco y seis nichos, y sean colocados en un solo cubículo.
“De manera que, en vez de crecer de manera horizontal, que sea de manera vertical. Así lograremos tener más espacios y crearíamos un verdadero ordenamiento de un camposanto, como lo tienen otros cementerios”, explicó Nina a EL DÍA.
Seña que la Alcaldía es el organismo correspondiente para esos fines, pero los alcaldes no han tenido la orientación mínima para eso, ya que no conocen bien del ordenamiento y planificación municipal, y mucho menos de los cementerios, a los que acuden solo cuando hay una necesidad.