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El caso Stephora: el mal y la empatía

El caso de la muerte de Stephora Anne-Mircie Joseph ha consternado al país. Una niña de 11 años de un colegio de clase media ahogada durante una excursión en circunstancias que nos dejan estupefactos y deben llevarnos a reflexionar seriamente.

La primera reflexión surge en relación con las reiteradas situaciones de desprotección infantil que no sólo ocurren en la familia, sino también en ámbitos institucionales que incumplen la Ley 136-03 o los protocolos de cuidado y seguridad pertinentes. La desprotección de los niños y niñas se sigue traduciendo en maltrato, abuso y hasta muerte cuando sólo importan los intereses egoístas, las apariencias o el negocio.

La segunda reflexión nos lleva a ver cómo la indolencia, el descuido o la distracción convierte en verdugos o victimarios a adultos insensibles que obviaron sus responsabilidades frente a una niña que debían proteger. Consterna también la monstruosidad de los niños y niñas que en vez de ayudar miraron a otro lado prefiriendo mantener distancia del problema.

La tercera cuestión a meditar es el tema del acoso o bullying por razones raciales que, según denuncia la madre, sufría la niña en el plantel escolar por parte de sus compañeros. Eso nos interpela a todos. Cuestiona la formación familiar, la educación formal y a toda la sociedad. ¿Qué ejemplo estamos dando a nuestros hijos para que opten por el odio en vez de la compasión o la solidaridad? ¿En qué nos estamos convirtiendo?

Los juicios de Núremberg a los genocidas del Holocausto judío dejaron claro que la falta de empatía puede convertir en monstruos abominables a los seres humanos. Cuando dejamos de sentir y de sufrir por el que sufre nos deshumanizamos y nos volvemos entes irracionales, salvajes y malvados.

Nos lo recuerda GM Gilbert, psicólogo del ejército en los citados juicios: “En mi trabajo con los acusados (en los juicios de Núremberg, 1945-1949), buscaba la naturaleza del mal y ahora creo que me he acercado a definirlo. La falta de empatía. Es la característica que conecta a todos los acusados: una auténtica incapacidad para sentir con sus semejantes. El mal, creo, es la ausencia de empatía”.

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Columnista de El Día

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