El cascabel al gato

El cascabel al gato

El cascabel al gato

Frederich E. Bergés

La frase poner el cascabel al gato es muy utilizada en ámbitos políticos para referirse a una situación en la cual resulta más fácil dar un consejo u opinión que asumir los riesgos y responsabilidad de ejecutarlos.

Algo así como lo que sucede en el tráfico donde imponer el respeto de la ley implica molestar a votantes motorizados que suelen violar semáforos en rojo y letreros de pare, circular en contravía o por las aceras, y constantemente poner en peligro la vida de peatones y conductores por igual.

Pero el caso al que nos referimos tiene que ver con la economía del país, concretamente la práctica asumida hace par de décadas de incurrir en constantes déficits fiscales para sostener la amplia actuación del gobierno. La consecuencia de esta decisión de política presupuestaria es que dichos déficits se financian con deuda pública que eventualmente nos recae a todos.

Los problemas de estas decisiones de endeudamiento sean para permitir y solventar el vergonzoso déficit en la distribución eléctrica o compensar la ausencia de alzas en los precios de los hidrocarburos, es que hoy en día constituyen una proporción muy elevada de nuestro producto interno bruto.

La mejor evidencia de este mal es que ya una cuarta parte de los ingresos ordinarios del presupuesto nacional se tienen que dedicar al pago de intereses y amortizaciones de capital.

En la presente campaña electoral, los candidatos presidenciales le huyen a este tema como el diablo a la cruz por cuanto implica reconocer estrategias erradas del pasado y crear un compromiso de accionar inmediato hacia el futuro. Y este accionar tiene solo vías muy limitadas como el control del gasto público, la eliminación de exenciones, o nuevos impuestos y eficientización de los actuales.

Todas las líneas de acción para remediar el continuo déficit fiscal y el subsecuente control de los niveles de endeudamiento son impopulares.

Además, exigen sacrificios que nadie quisiera asumir voluntariamente. Sin embargo, el país no puede posponer por mucho tiempo más el que algún mandatario le ponga el cascabel al gato.