El campo reclama inversión

El campo reclama inversión

El campo reclama inversión

El campo dominicano reclama con urgencia y exigencia una mayor atención económica y humana, tanto de las autoridades oficiales como del sector privado, así como una mayor entrega del cultivador o labriego.

Los días que nos esperan son impredecibles, los fenómenos naturales han probado que no hay pronóstico cierto en su comportamiento y los efectos de la sequía que hemos padecido en los últimos años, constituyen la más precisa advertencia sobre lo que nos espera si no comenzamos ahora.

El país es rico en tierra fértil y hay mucha gente con grandes fortunas que pudieran comenzar a pensar que una hambruna no es beneficiosa para nadie y que la destrucción de la naturaleza, como ahora ocurre, nos afectará a todos.

Si esto pasa y la inversión en el campo se hace sostenida y con el empeño colectivo, en poco tiempo tendremos un país productivamente suficiente y, sobre todo, una nación sin hambre.

Con ello los gobiernos evitarían la reacción del mal comido, porque de seguir como vamos, en los próximos diez años nos estaríamos comiendo unos con otros.

Es tiempo de pensar seriamente en el campo, en el desarrollo real y efectivo de la agricultura y la pecuaria, porque donde hay comida la paz avanza y los hombres sacan tiempo para el crecimiento y fortalecimiento de la familia como la estructura social más importante.

Los niveles de delincuencia y de violencia que ahora se registran pudieran cesar y la emigración campesina bajar, dejando espacio a las ciudades para mejor planeación urbana y más efectivo ejercicio político.

Vivimos en un estado de caos que se debe comenzar a parar, porque de lo contrario seguiremos caminando hacia la ingobernabilidad.

Señores políticos, empresarios, industriales, hacendados, campesinos, hombres y mujeres de fe, debemos reflexionar seriamente sobre lo que está pasando. Los campos se quedan sin comida y, ahora como nunca, ni un racimo de guineo se deja madurar en la mata porque la necesidad de comida no lo permite. Vámonos al campo ya…



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