¿Qué hacer frente al cambio social? ¿Propugnar por la pasividad frente al destino ineludible? ¿Confiar en la astucia y voluntad de cambiar la sociedad? Afirma Karl Popper (1902-1994) que “…sólo aquellos planes que encajan en la corriente principal de la historia pueden ser eficaces (…) sólo son razonables aquellas actividades que concuerdan con los cambios inminentes, y ayudan a que éstos ocurran”.
Esto debido a que los cambios los generan “las revoluciones sociales, no los planes racionales, sino las fuerzas sociales, como, por ejemplo, los conflictos de intereses” (Popper) El poder en la sociedad, cualquiera que sea su naturaleza última, es algo que escapa a nuestra compresión en cuanto a la dirección de los procesos futuros.
La educación de aquellos sectores explotados, entendiendo como funciona la sociedad, y su capacidad de accionar en el cuerpo social, valga decir, ganar poder en los enfrentamientos de “conflictos de intereses”, favorece que la marcha de la sociedad se dirija a estadios de mayor equidad, libertad y desarrollo.
Predicar que el cambio social para beneficio de las clases sociales explotadas es imposible implica una postura ideológica a favor de los intereses de los explotadores.
El poder social por tanto implica responsabilidad de las acciones, lucidez en la naturaleza de la sociedad y sus posibilidades de cambio y voluntad de cambio socialmente organizado.
Estudiar la historia de los movimientos y líderes que generaron cambios sociales en sus sociedades y adaptar dichas acciones a las condiciones presentes es esencial para lograr los objetivos que se buscan políticamente.