Un refrán muy conocido en nuestro país afirma que “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, y esa es una realidad incuestionable, porque muchas veces uno se cree que ha alcanzado la cima, y no se prepara adecuadamente para lo que puede venir.
Y hay muchos ejemplos que encontramos en el camino, de que cuando alguien cree que no hay oposición, se desentiende de aspectos fundamentales para mantenerse en el “poder”.
El caso del baloncesto masculino de Argentina es el mejor ejemplo de cómo por descuido o mejoría de los oponentes, de un momento a otro, se cae de lo más alto al precipicio más profundo, con graves consecuencias.
De derrotar al mejor equipo del mundo, en ese momento el ‘”Dream Team” de Estados Unidos en Grecia, y luego derrotaron a Italia para ganar el oro, pero hoy la selección está desmoralizada, está en “bancarrota”, tras quedar fuera del al Mundial de Baloncesto que inicia el viernes 25, tras perder 82-75 de Bahamas en la final del Pre-Clasificatorio Preolímpico de las Américas 2023.
No cabe duda que esa llamada Generación Dorada”, durante más de 15 años colocó su máxima calidad en el baloncesto FIBA, sin embargo, el mundo está sorprendido por las derrotas que ha sufrido en sus últimas presentaciones, incluso frente a la selección dominicana en las eliminatorias para el Mundial.
El dominio argentino en el básket, y que por décadas se creía “invencible”, pone a pensar en lo que le ha estado ocurriendo a las Reinas del Caribe, en sus últimas presentaciones en las que no han mostrado su acostumbrado dominio.
Ese penoso caso argentino, debe poner ojo avizor a nuestra selección de voleibol superior, para que no nos cojan “asando batata”.