Madrid.– Los expertos recomiendan beber al menos ocho vasos de agua al día y consumir alimentos como frutas y verduras para hacer frente al calor del verano, otro de los factores que afectan al estreñimiento.
Cuando estamos deshidratados, el cuerpo intenta conservar agua y el colon es en donde más se reabsorbe este elemento, favoreciendo heces duras, secas y compactas.
Es importante entender las causas y consecuencias de este problema para prevenirlo y tratarlo adecuadamente ya que el estreñimiento crónico o severo puede tener diferentes consecuencias negativas para la salud.
“La deshidratación en verano es uno de los principales factores que desencadena o empeora el estreñimiento. Durante los meses más cálidos, nuestro cuerpo pierde una cantidad significativa de agua a través del sudor y si no reponemos adecuadamente estos líquidos, podemos deshidratarnos”, señala el doctor Fernando Jiménez, proctólogo de Proktos Clinic, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo.
Causas del estreñimiento en verano
La doctora Amaia Sanz, proctóloga de Proktos Clinic, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, explica que en verano las personas suelen modificar sus hábitos alimenticios.
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“Generalmente, cuando nos vamos de vacaciones somos más lúdicos a la hora de comer y solemos hacer comidas rápidas, fáciles, en las que hay poca ingesta de fibra, lo que ralentiza el tránsito intestinal y contribuye al estreñimiento”, indica la especialista.
Además, la experta señala que en verano también hay una reducción en el ejercicio físico, un importante regulador del tránsito intestinal.
Por último, revela que los cambios en la rutina también afectan.
“Hay mucha gente que aunque se esfuerce por beber agua y comer fibra se estriñe al salir de su rutina, de su zona de confort”, explica la proctóloga.
Síntomas y consecuencias del estreñimiento en verano
Según la doctora, debemos consultar al médico cuando empecemos con síntomas que nos molesten en nuestra calidad de vida.
Por ejemplo, llevar cuatro o cinco días sin ir al baño e intentar defecar y no podemos. Cuando notamos que tenemos el bolo fecal y no podemos evacuar.
“Esto se llama impactación fecal y es importante consultar y pedir ayuda médica”, afirma Sanz.
En otras ocasiones, se consigue evacuar pero se hace tanta fuerza, debido a la sequedad de las heces, que producen el estreñimiento y provocan un gran daño en la defecación.
Esto puede provocar la aparición de hemorroides, que sangran y producen dolor.
También puede aparecer una fisura, que es una herida en el último tramo del canal anal, que sangra un poco y produce gran dolor.
Además la especialista explica que en casos excepcionales con un estreñimiento gravísimo, con el colon lleno de heces, puede haber una perforación colónica.
“Es excepcional, pero en alguna ocasión se ha visto estreñimiento en personas que están diez días sin defecar, con heces muy duras y pueden producir una perforación intestinal por una obstrucción. En ese caso se requiere una cirugía urgente”, indica la experta.
En cualquiera de estas situaciones, la doctora insiste en que se debe pedir ayuda médica.
Recomendaciones para prevenir el estreñimiento en verano
Sanz ofrece una serie de consejos para evitar el estreñimiento, como por ejemplo, beber mínimo un litro de agua al día.
“Ojo con el alcohol y la cafeína, pues son diuréticos, lo que provoca que vayas más veces al baño y pierdas más líquido a través de la orina”, explica la especialista.
Por otro lado, la experta de Proktos Clinic advierte que, aunque nos vayamos de vacaciones, se debe recordar todos los días la ingesta de fibra en forma de fruta, verduras o legumbres.
Además, recomienda que nos mantengamos con cierto grado de actividad.
“Si nos gusta hacer deporte, es importante sacar tiempo para practicarlo y si no, por lo menos estar activos dándonos unos cuantos paseos, porque eso ayuda a que el tránsito intestinal se mantenga regular”.
El miedo a los baños públicos
Además, la psicóloga María González de Instituto Centta alerta de que el problema se agrava cuando sufrimos parcopresis, una incapacidad para defecar en urinarios públicos, en especial si hay personas alrededor, como una fobia social.
La psicóloga explica que las personas afectadas llegan a ser incapaces de evacuar en cualquier lugar que no sea el baño de su propio domicilio, y por este motivo tienen grandes dificultades para cualquier actiidad que requiera alejarse de él varias horas.
A estas personas les resulta imposible trabajar en jornadas prolongadas, viajar, incluso a lugares relativamente próximos o disfrutar de toda actividad de ocio que se desarrolle lejos de casa.
“Este tipo de síndromes se considera la segunda forma más frecuente de fobia social, tras la fobia a hablar en público y por delante de la ereutofobia o temor a sonrojarse en público”, añade la experta.
La especialista indica que esta fobia social tiene que ver con el temor a ser contemplado orinando o defecando o hacerse notar por medio de los fenómenos acústicos u olfativos que las acompañan.
Las personas con esta fobia enfrentan graves consecuencias como inestabilidad laboral, inseguridad económica, malestar psicológico y conflictos familiares debido a su negativa a salir de vacaciones, a menudo por vergüenza.
Por ello, las personas con esta fobia sufren repercusiones del problema serias como: inestabilidad laboral, inseguridad económica, profundo malestar psicológico o conflictos familiares por la negativa del parurético a salir de vacaciones, muchas veces no explicada por vergüenza.
También hay complicaciones urológicas, como infecciones urinarias por estasis, incontinencia por rebosamiento y, principalmente, estreñimiento. Este último intensifica el nerviosismo al ir al baño, ya que la persona lo asocia con algo desagradable y no encuentra un entorno adecuado fuera de casa para enfrentar la situación.