El estado de excepción en el país un tema muy trascendente por lo convulsionado que está el mundo debido al coronavirus. Puede que sea conveniente estar al día con las informaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) antes de invocar su continuación en el Poder Legislativo.
¿Puede nuestro país trastornarse con las elecciones del próximo 5 de julio si no se aprueba el estado de excepción que pide ampliar el gobierno? Entonces echemos una mira al sentido de bienestar de una nación, que funge en el Estado para dar confianza, tranquilidad y seguridad a sus ciudadanos, más allá de las responsabilidades de los políticos, las instituciones y los medios de comunicación.
Sabemos lo que de incierto y de oportuno que contiene la pandemia; si miramos las acciones temerarias y equivocadas de un puñado de políticos en el contexto local, el gráfico de la pandemia se movería menos negativamente del lado de la persona humana, que es el fin supremo de la sociedad y del Estado.
En nuestro país, los programas de televisión y redes sociales intranquilizan a la ciudadanía, debido a esos “antihéroes” de la política (influencers), toca a los intelectuales educar a las masas, o por lo menos, concientizarla. La situación inesperada del coronavirus ha creado una situación de “normalidad insólita” de la elecciones, y empieza a quebrarse, pues, al parecer, hay una vaga sensación de que se debe respetar más a los partidos que al Estado.
En esa virtud, el estado de excepción es un concepto político social y su función aunque es “frenar” la pandemia del coronovirus, no puede perder de vista el contexto político.
Legítimas razones de los que se oponen, pues, ellos llaman la atención como el candidato del oficialismo pretende repuntar aprovechando la pandemia; pero más importante es que comprendan si sus decisiones están alineadas con los datos de la OMS, que declaró al COVID-19, no como una enfermedad endémica, sino una “epidemia endémica”, dando a entender que será parte de nuestro día a día.
Para que podamos hablar de porvenir, también debemos poner el oído en la democracia, se acercan las elecciones, y con todas nuestras fuerzas debemos apoyar al partido o candidatos que menos daños harán a este pueblo.
A veces no votamos por los líderes, hagámoslo por las bases.