El béisbol de las Grandes Ligas está en un gran momento a nivel internacional. Y lógicamente, nuestro país está subido en esa ola. Lo acontecido en el estadio Quisqueya el fin de semana pasado así lo confirma.

La asistencia en los partidos del sábado y el domingo, contabilizada en 23,271 fanáticos, pareció superior, por el furor que se sentía. Boston tiene un gran respaldo entre los dominicanos, principalmente por las actuaciones de Pedro Martínez, David Ortiz y Manny Ramírez, quienes disfrutaron de sus mejores temporadas con esa camiseta.

En lo particular me hubiese gustado ver a Manny en el evento. Fue divertido ver a Rafael Devers como la cara de los Medias Rojas.

Por cierto, Devers, quien es muy tímido, está más abierto hacia los periodistas y eso lo llevará al próximo nivel, aunque también es consciente de que, por su forma de ser muy directo, puede verse involucrado en situaciones como acaba de suceder al declarar que la gerencia de Boston hizo poco para fortalecer al equipo, a sabiendas de lo que necesita.

Nosotros somos “comparones” y no le dimos importancia a que los propietarios de los Medias Rojas, John Henry, y de Tampa Bay, Stuart Sternberg, estuvieron aquí para disfrutar de la serie. Incluso Henry y su esposa Linda ofrecieron una fiesta en su yate a los jugadores de Boston.

También fue grandioso que el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, y el jefe del síndicato de jugadores, Tony Clark, coincidieran en el país durante el evento.

La presencia de los artistas Juan Luis Guerra, fanático de los Medias Rojas; Natti Natasha, el Alfa y otros, dio sabor al evento.

Fue estupendo el acondicionamiento que hizo en el terreno del estadio Quisqueya.
La única nota discordante fue la irresponsabilidad con que se trató el tema de Wander Franco, de quien nadie se atrevió a hablar. Le huyeron Tampa, el sindicato y el comisionado.