La Dirección de Proyectos Especiales de la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), dirigida por el conspicuo amigo, e investigador de larga data, el doctor José Guillén, junto a la doctora Daisy Acosta, directora a cargo del Banco Nacional de Cerebros de la UNPHU, han empezado el primer peldaño para que las neurociencias se ocupen de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, y otras dolencias que desgastan el sistema nervioso e incluso deterioran las capacidades emocionales, que impactan negativamente en la vida social de personas de la tercera edad.
Es el centro de investigación de los biobancos de cerebros.
El Banco de Cerebros, bajo esas distinguidas personalidades, trabajará en colaboración con el Bio-Banco Nacional de Demencias y el Centro de Investigaciones de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico de México, con la colaboración del doctor José Luna Muñoz, investigador y director del Biobanco antes mencionado, y con nuestras Asociaciones de Alzheimer.
El BNC-UNPHU, que es como vamos a denominarlo a partir de ahora, surge para la mejora del diagnóstico de las enfermedades neurodegenerativas, y su principal línea de investigación se vincula a la neurobiología, neuropatología y biología molecular.
El equipo dispuesto para este peculiar Centro de investigación lo conforman grupos de investigación de la UNPHU, médicos especialistas, miembros del Conabios, investigadores asociados y que otros que surgirán más adelante (estudiantes de grado y de posgrados, y otros tantos).
Pero la edad no es el único factor de riesgo de ese caos molecular que habita en el cerebro. Existe una salida psiconeural para el dilema de la violencia de los feminicidios. Esta unidad se expresa en la mente (cerebro) y el cuerpo, que puede ser estudiado experimentalmente a través de los cerebros de feminicidas-suicidas.
EL BNC-UNPHU cuenta con un programa “para la promoción de tejido cerebral de donantes fallecidos”, de forma voluntaria, responsable y de acuerdo a las normas de un Comité de Bioética.
El mecanismo del cerebro depende íntimamente del conocimiento de estas membranas.
En la pasada I Jornada Científica de Neurociencias de la UNPHU, celebrada el 26 de noviembre, se presentó un estudio espectacular de las nuevas hipótesis sobre los feminicidios seguido de suicidio, por el doctor de las neurociencias (Rafael Bello Díaz), con el placer y gusto de poder acompañarlos, porque creo que se vislumbra una nueva línea de investigación: la neurocriminología, la cual estaría dedicada al estudio de los cerebros violentos de los feminicidas.
Con las muestras de estas biomembranas para el Banco de Cerebros, pueden obtenerse nuevos resultados, un nuevo tratamiento de la problemática, con nuevos enfoques y estudios comparados.
Aunque en ningún caso, sería un Sub-banco, sino una línea de investigación, aportaría una base fundamental de bioestadísticas para que el sistema de investigación criminal obtenga una consulta inmediata, simultánea, para el conocimiento de los casos; sería una herramienta gráfica y una Red de datos (nacional e internacional) para tener una mejor idea de abordaje del fenómeno, permitiría tener perfiles de referencia neurocientífica, poblacional.
En fin, todo en base a la moderna neurocriminología comparada.