El ave fénix: Pedro Sánchez un presidente histórico

El ave fénix: Pedro Sánchez un presidente histórico

El ave fénix: Pedro Sánchez un presidente histórico

Tras ganar la moción de censura a Mariano Rajoy, con 180 votos a favor, 169 en contra y una abstención, Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se convirtió en el primer presidente del Gobierno de la historia de la democracia española que llega al Palacio de la Moncloa al lograr prosperar una moción de censura, con el ingrediente adicional de no ser parlamentario, de ahí mi calificativo de presidente histórico.

Sánchez es el mejor ejemplo del ave fénix de la política española, recuerdo como ahora cuando en el 3 de octubre del 2016 yo escribía para esta columna que, la pérdida de votos del PSOE elecciones tras elecciones, desencadenaron que 17 de 38 miembros de la comisión ejecutiva federal renunciaran, como una forma de presionar la dimisión del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Con el partido dividido en dos bandos, el líder socialista buscaba en ese momento el apoyo en el Comité Federal para formar un gobierno alternativo con los partidos de Podemos y Ciudadanos. El líder sometió a votación la celebración de un congreso extraordinario con primarias, al ver que su propuesta fue rechazada por 132 votos en contra y 107 a favor de los miembros del Comité Federal, Sánchez terminó renunciando como secretario general del partido.

No obstante, como si todo lo anterior fuera poco, el 30 de ese mismo mes publicábamos que, tras el mandato decidido por el Comité Federal socialista de abstenerse en la segunda votación de investidura para facilitar la investidura de Mariano Rajoy como presidente tras casi un año con un Gobierno en funciones. Acción que trajo como consecuencia que el mismo día de la votación de investidura, Pedro Sánchez también renunciara a su escaño de diputado, por un lado, para no desobedecer al partido, y por otro, para no ir en contra de sus principios, quien defendía el no a la investidura de Rajoy.

Parece paradójico que tras la cadena de fracasos e infortunios protagonizados en el escenario político español por Pedro Sánchez en octubre del 2016, no se dieran por vencido e intentara resurgir como el ave Fénix de la política española. Al lograr ganar nuevamente la secretaría general del PSOE en mayo del 2017, ocho meses después de su obligada dimisión. El líder socialista se impuso en prácticamente todo el territorio, excepto Andalucía y el País Vasco. Como tope máximo de su resurgir de las cenizas, este sábado 2 de junio ha tomado posesión como presidente del Gobierno español, al lograr prosperar la citada moción de censura a Mariano Rajoy.   

A pesar de lograr los apoyos en el Congreso de los Diputados de distintas fuerzas políticas (Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromis, Bildu y Nueva Canarias) que le permitió ganar la moción, Pedro Sánchez no tendrá tan fácil gobernar, ya que no cuenta con la mayoría en el Parlamento. De manera que el nuevo presidente no tiene un camino color rosas a su paso por la Moncloa.

Sánchez una vez más se juega su futuro político y el de su partido. No agotará el periodo de legislatura que concluye en junio del 2020, ya que tendrá que convocar a elecciones generales en el tiempo que considere prudente, y que desde ya siente la presión de los partidos de oposición que exigen la nueva fecha.

Por otro lado, con un gobierno socialista en minoría y con la fragmentación de fuerzas políticas que reina el Congreso, tendrá que gobernar con estrategias y pactos que beneficien a la sociedad española. Como grandes retos se enfrenta a lograr la estabilidad institucional del país, gestionar la salida de los Presupuestos Generales del Estado, trabajar en el complicado tema catalán con las implicaciones que presentan a nivel judicial con los presos políticos, el incremento de las pensiones, entre otros.

En gran parte de cómo gestione la citada carga que tendrá que asumir Sánchez, dependerá el fortalecimiento o no del Partido Socialista Obrero Español de cara a las próximas elecciones. De momento queda esperar y valorar los famosos 100 días de gracia que se les otorga a los presidentes, claro está, esto si es que no se convoca antes a elecciones.