
Washington.-Refugiado en su oficina del Capitolio de EE.UU., Remmington Belford oía gritos y golpes, pero tuvo que encender la televisión para ver qué pasaba- una muchedumbre había irrumpido en uno de los lugares más seguros del mundo y el instigador era nada más y nada menos que el presidente, Donald Trump, quien ahora se enfrenta a un juicio político.
La televisión tenía el volumen al mínimo, porque sólo unos minutos antes los altavoces del Capitolio habían retumbado con un mensaje muy claro-
"¡Cierren la entrada a sus oficinas, aléjense de las ventanas y las puertas y, por favor, no usen aparatos electrónicos!". Junto a Belford estaba su jefa, la congresista demócrata Yvette D. Clarke.
Antes, ambos habían visto cómo los manifestantes -seguidores de Trump- se abrían paso por los pasillos del Congreso y superaban sin ningún problema el primer control de seguridad que lleva a la Cámara Baja, un lugar de acceso restringido.
"¡Volvámonos a la oficina!”, dijo inmediatamente la legisladora a Belford y echaron a correr.
REZOS CON LA TELEVISIÓN EN SILENCIO
Durante horas, sin subir el volumen de la televisión, esperaron a que la policía y el ejército desalojaran a los asaltantes y rezaron- “Señor, por favor, no les dejes que vengan hasta aquí, por favor no dejes que ninguna vida más sea dañada y, por favor, que se acabe esto lo antes posible".
En declaraciones a Efe, Belford reconoce que estaba aterrorizado y que temía morir ese mismo día.
Era 6 de enero de 2021 y, por la mañana, el Congreso se alistaba para ratificar formalmente la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre y lo único que se esperaba era que un grupo de republicanos se opusiera a ese trámite, lo que sólo demoraría unas horas el proceso.
A mediodía, Trump dio un discurso desde la Casa Blanca y volvió a agitar sus mentiras sobre fraude electoral, para luego pedir a los centenares de asistentes que se dirigieran al Congreso.
"¡Nunca recuperarán nuestro país con debilidad, tienen que ser fuertes y tienen que mostrar que son fuertes!”, clamó el entonces mandatario en una intervención que ha servido de base para abrir el juicio político contra él por “incitar a la insurrección".
CUERDAS PARA TREPAR POR LA PARED DEL CAPITOLIO
Obedeciéndole, la multitud pasó por encima de todos los controles de seguridad alrededor del Capitolio y, sin miramientos, empujó a los pocos policías que les plantaron cara.
En la cara norte, algunos manifestantes se valieron de cuerdas para trepar por la pared, como si no pudieran usar las escaleras; y otros emplearon objetos o directamente la fuerza bruta para romper ventanas y puertas.
Desde la parte de arriba de las escaleras del Capitolio, un hombre ondeó victorioso una bandera azul con el nombre de Trump. Era la señal- habían invadido la sede del Legislativo.
Mientras, el congresista demócrata Adriano Espaillat, de origen dominicano, podía ver a algunos de los manifestantes desde su oficina.

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EFE
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