El apoyo familiar impulsó la carrera de hermanos Santos

El apoyo familiar impulsó la carrera de hermanos Santos

El apoyo familiar impulsó la carrera de hermanos Santos

Lidia Contreras, segunda desde la izquierda, tía de Luguelín, Juan Aroldi y Juander Santos, junto a sus hijos Mileisis, Janles y su bebé Crisleisis de los Santos, y Seyla, primos de los famosos atletas.

Bayaguana.-Desde muy niños, los hermanos Luguelín, Juan Aroldi y Juander Santos observaban con entusiasmo y admiración como su prima Seyla Contreras, competidora de atletismo en ese entonces, iba diariamente al play municipal de aquí para entrenarse.

El ejemplo de su prima fue todo lo que necesitaron los hoy famosos hermanos Santos Aquino, quienes también se interesaron en practicar atletismo.

Dicho y hecho, Seyla fue quien inició a Lugelín en el deporte que, de repente, les ha cambiado la vida. Luego, atraídos por el éxito de su hermano, vinieron Juan Aroldi y Juander Santos.

A parte de Seyla, ningún otro pariente de los hermanos Santos había brillado en deporte alguno, o sea que ellos son los pioneros de esta humilde, pero unida familia de Bayaguana.

“Recuerdo muchas cosas bonitas; nosotros como familia siempre nos hemos llevado bastante bien y como yo practicaba, ellos también quisieron hacerlo”, reveló Seyla.

“ Yo llevaba a Luguelín diario a practicar; de ahí lo traía de vuelta a casa todos los días y esa fue la rutina que hacíamos por años, hasta que yo me retiré por problemas personales y ellos continuaron”.

“Me siento sumamente orgullosa porque nunca pensábamos que iban a llegar tan lejos él y sus hermanos, porque miren el logro de Juander también, gracias a eso se han proyectado en el extranjero y han conseguido sus metas que siempre soñado, que era llegar un poco más lejos”, agrega Contreras.

Seyla ya no entrena, ahora lo hace de hobby. “La única de la familia materna de Luguelín que practicó deportes fui yo, incluso llegué a participar en los Juegos Nacionales de 2006. Yo no seguí, pero ellos lo hicieron y miren hasta donde han llegado”, agrega Seyla.

El mismo de siempre

“Luguelín sigue siendo el mismo de siempre con nosotros la familia. Cada vez que viene al país dice que tiene que venir donde su tía Lidia Altagracia Aquino Mejía y sus primas, sino viene aquí no se siente feliz. Él saca siempre algo de tiempo, aunque sea media hora para venir a vernos y luego se va a sus compromisos, sigue siendo el mismo de siempre”, dice Seyla.

“Cuando nos juntamos hablamos de todo, la familia, su estado de ánimo, de como le va en las prácticas y en su vida persona”, insiste.

Brillantes

Recientemente, los hermanos Luguelín y Juander Santos consiguieron sendas medallas de oro en los Juegos Olímpicos Estudiantiles en China. Para Luguelín, es la segunda en ese tipo de evento, además de poseer en su haber una plata olímpica.

En el caso de Aroldi, aunque ha competido con cierto éxito en eventos nacionales, dos lesiones se han interpuesto en su carrera.

La tía Lidia

Lidia Altagracia Aquino, la tía de los hermanos Santos, también recuerda y habla de los inicios de esto, en especial de Luguelín.

Ahí (en el play municipal) fue que comenzó todo, mi hija Seyla los llevaba a practicar, luego cuando hicieron el complejo, donde le dicen la Villa, también los llevaba de 4 a 6 de la tarde todos los días”, expresa Lidia.
Condiciones precarias

Recuerda que los hermanos Santos fueron subiendo, entrenando en muy malas condiciones y precariedades, ya que su madre (Irma Aquino) no contaba con recursos, “porque cuando Luguelín Santos tenía 6 años de edad, su padre y su madre se separaron y éste los abandonó”.

“Su madre tuvo que luchar fuerte para criarlos y apoyarlos en su práctica del atletismo. Pese a las condiciones adversas y mala situación económica ellos nunca abandonaron y miren quienes soy hoy”, agrega.

El pueblo los quiere

“Mis hijos no han cambiado , cuando vienen al país no dejan de visitar Bayaguana. No olvidan sus raíces, siguen siendo humildes, por eso la gente los quiere”, dice su madre.

Muchas precariedades

“Recuerdo con cierta impotencia y nostalgia, pero con orgullo, que a veces los tres pasaban por aquí por casa cuando salían de entrenar y me preguntaban si no tenía algo de comer o beber, porque su madre, mi hermana, no había podido comprar ni siquiera un botellón de agua”, expresó.

“Yo gustosamente les daba cualquier cosa que tuviera, pero a veces yo tampoco tenía”, recuerda. “Nosotros como pudimos lo apoyamos y siempre nos hemos llevado bastante bien”.

Cuenta la tía Lidia que los hermanos Santos llegaron a entrenar descalzos por la falta de recursos.
“Incluso, sus amiguitos los relajaban en ocasiones, porque a mi hermana Irma (su mamá) le gustaba vestirlos de cuello cerrado y gorritas”, dice.

Humildes y bien educados

Según Lidia, Luguelín, Juan Aroildi y Juander siempre fueron tres niños sanos, criados humildemente, obedientes, bien educados, y nada violentos.

“Mi hija Seyla los llevaba todos los días de 4 a 6 de la tarde a La Villa a practicar. Ella abandonó La Villa por problemas personales, pero los hermanitos Santos continuaron en lo que a ellos les gustaba a parte de sus estudios, hasta conseguir sus metas”, señala.

Madre esforzada

Explica Lidia que su hermana Irma Aquino, madre de los hermanos Santos, “venía todas las tardes con sus 3 niños a La Villa o a la escuela y al play a llevarlos a entrenar”.

“Ellos fueron creciendo y desarrollándose, nunca desmayaron ni les importó la falta de recursos hasta convertirse en quienes son hoy, Luguelín y Juander, dos atletas reconocidos, exitosos y famosos a nivel mundial”, dice sonriente y orgullosa la tía Lidia Aquino.

Irma Aquino Orgullosa

Doña Irma Aquino también habla de lo que ha hecho para educar y cuidar a sus tres vástagos.

“Como cualquier otra madre, me siento orgullosa, bendecida; le doy gracias a Dios por haberlos iluminados y encaminados a tratar cada día de ser diferentes a ciertas personas, también le agradezco que me dio el alcance para ser una madre, no digo mejor que todas, pero me dio fuerzas y el privilegio de dedicarme en cuerpo y alma a educar y criar mis hijos, tratando siempre de llevarlos por buen camino. Me dio la dicha y el entendimiento de educarlos como yo lo añoré”, dice Irma Aquino.

“Luguelín fue bien aplicado desde chico, dedicado a sus estudios, con limitaciones, pero siempre hizo un gran esfuerzo”, dice. “Yo nunca tuve que enviarlo a hacer sus tareas. Las hacía todo el tiempo antes de irse a practicar para La Villa”.

Asegura que, además, se siente orgullosa, porque tuvo que luchar duro junto a sus hijos para poder impulsarlos hasta donde están hoy.

Prefirió no trabajar

Reveló que prefirió no trabajar “ porque decidí quedarme junto a mis hijos criándolos para que no se fueran por otra vía”.

Vista del estadio municipal de Bayaguana, donde Luguelín y sus hermanos se iniciaron a practicar atletismo.

Vista del estadio municipal de Bayaguana, donde Luguelín y sus hermanos se iniciaron a practicar atletismo.

“Dije que no me iba a ir a trabajar para no dejar mis hijos al barrio o al pueblo, estaba segura de que si me iba a trabajar, quizás no iba a formarlos ni lograr que fueran lo que hoy son”, agregó Irma.

Apoyo familiar

En cuanto al apoyo de la familia asegura que “siempre he recibido y agradezco el apoyo de toda mi familia eso siempre lo llevamos presente y lo ponemos en práctica gracias a Dios, nos llevamos todos bastante bien.

Luguelín el ejemplo

Expresa Irma Aquino que el éxito de Luguelín, quien empezó primero a brillar, motivó a sus otros dos hermanos para que también intentaran destacarse en el atletismo.

“Primero Luguelín en 400 metros lisos, ahora Juander en 400 metros valla”, ha sido una gran bendición para mí. Juan Aroldi no ha podido por las lesiones”, expresó Irma.



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